Conoce cómo son los albergues del Camino de Santiago
Peregrinar hacia Santiago de Compostela no sólo implica recorrer un camino de complicada orografía, según tramos, por motivos religiosos, espirituales o meramente turísticos. También es un viaje hacia nuestro propio interior que, en la mayoría de los casos, permite conocernos mejor al final del trayecto. Y parte de nuestra evolución espiritual será consecuencia de la gente con la que tratemos en los albergues del Camino de Santiago.
Porque conocer a gente diferente ayuda a abrir la mente y entender que la realidad puede verse desde diversos puntos de vista. Cualquier persona que haya hecho la peregrinación acumula en su mochila vital recuerdos imborrables de las personas que conoció en el camino y convivió con ellas en los albergues.
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Una comida, merienda o cena con gente que acabamos de conocer sin duda es interesante y prometedora. Quizá no tengan nada que ver con nosotros, pero la magia del Camino favorece la socialización entre peregrinos. Y si el además el entorno es acogedor, pues mejor que mejor.
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Características de los albergues del Camino de Santiago
La mayoría de los albergues están dedicados al uso exclusivo de los peregrinos que hacen el Camino a pie, caballo o bicicleta. Para poder dormir en ellos es necesario presentar la credencial del peregrino, la cual será sellada en cada uno en los que pasemos la noche.
Los albergues públicos tienen precios que van entre los seis y diez euros. Hay algunos que únicamente cobran la voluntad, para hacer frente a los gastos de mantenimiento. Son gestionados y mantenidos por un hospitalero. Cada albergue tiene sus propias normas, aunque es común la asignación de plazas según llegada o la estancia de una sola noche. En casos justificados puede permitirse dormir más días. Los albergues privados apenas cuestan unos pocos euros más.
Los albergues suelen disponer de los servicios necesarios para que el peregrino pueda disfrutar de su descanso. Duchas con agua caliente, lavabos, cocina, lavadora y secadora por monedas son habituales en ellos. Aunque también los hay más modestos pero que sirven de magnífica ayuda para los peregrinos.
Ventajas de dormir en un albergue del Camino de Santiago
Normalmente están situados de manera estratégica, al final y al principio de cada etapa del itinerario oficial. Algo que agradecen mucho los peregrinos. En el Camino Francés o el Portugués es posible encontrarlos también entre etapas.
Potencia la convivencia entre peregrinos. Normalmente la gente con la que se empieza un Camino realiza las mismas etapas. Por lo tanto coincide generalmente en todos los albergues. Los reencuentros son agradecidos y celebrados. Compartir el agua o el pan durante una comida ayuda a estrechar lazos. De hecho la palabra compañero deriva de palabras en latín relacionadas con compartir el pan.
Además de facilitar el aseo o lavar la ropa, los albergues suelen tener sencillas cocinas donde preparar alguna comida con la que reponer fuerzas. En una convivencia tan intensa los alimentos aportados por los peregrinos consiguen que nadie se quede nunca con hambre.
Los albergues del Camino de Santiago suponen un imprescindible lugar de descanso pero también el escenario perfecto para relacionarse con el resto de peregrinos y enriquecerse espiritualmente con la convivencia.
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