Ángel de la Guarda, aprende a escuchar el tuyo
Desde niños aprendemos a confiar en la compañía de nuestro Ángel de la Guarda o Ángel Custodio, que según la oración popular “no nos desampara ni de noche, ni de día”; sin embargo con el pasar de los años abandonamos esta creencia y nos alejamos de esta presencia espiritual. El Ángel de la Guarda nunca deja nuestro lado, aun cuando dudemos de él. Permanece siempre a la espera de nuestro llamado, para prevenirnos del peligro, apoyarnos espiritualmente y ayudarnos en el camino de la evolución.
Todas las religiones del mundo, monoteístas y politeístas, han acreditado la existencia de entidades espirituales benéficas, encargadas de difundir la sabiduría de la Divinidad entre los hombres. El Ángel de Guarda es uno de los muchos nombres que se le ha asignado a estas presencias de luz, a lo largo de los siglos. Él nos trae pensamientos positivos, y nos enseña como brindar nuestra ayuda a quien lo necesita.
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El vínculo con nuestro Ángel de la Guarda es una gran vehículo sanador, que podemos usar en todo momento, solo basta invocar su presencia en nuestra vida y volver a confiar con la inocencia de los niños.
¿Cómo invocar a mi Ángel de la Guarda?
Existen varias formas de contactar con tu Ángel Custodio. Lo primero es prepararte para recibir su presencia, a través de dos herramientas fundamentales: el Perdón y la Gratitud. Los ángeles poseen un nivel de vibración elevado, igual que los pensamientos positivos, por eso si guardamos rencor, odio y desprecio en nuestro corazón, comunicarnos con ellos será extremadamente difícil.
No quiere decir que las entidades angélicas se alejan de personas con pensamientos negativos, sino que al manejarse ambos en distinta frecuencia de vibración no logran establecer un contacto efectivo. Es como si utilizáramos nuestro teléfono para llamar a un amigo en otro país, y no utilizáramos los códigos de área. Nuestro amigo sigue allí, pero no podemos hablarle porque no usamos los patrones correctos.
Cuando aprendemos a perdonarnos y a perdonar a los otros, y empezamos a agradecer toda las bendiciones que envuelve nuestra vida, a pesar de atravesar un momento adverso, nos volvemos receptivos a las vibraciones positivas y abrimos el canal de comunicación con nuestros protectores.
Acercándonos a los ángeles
Una vez estemos vibrando con el perdón y la gratitud, podemos comenzar a visualizar la presencia de nuestro Ángel de la Guarda junto a nosotros. Iniciamos con un pequeño ejercicio de meditación, concentrándonos en nuestra respiración y dejando que los pensamientos fluyan hasta dejar nuestra mente libre. Una vez en estado de relajación, visualizamos un círculo de luz blanco a nuestro alrededor e invitamos a nuestro ángel a acercarse.
No debes desanimarte si en las primeras tentativas, no sientes su proximidad. Es un proceso paulatino. Cuando comiences a sentir su presencia, habla con él, agradécele por acercarse, pregunta su nombre y siéntete libre de expresarle tus preocupaciones.
Este proceso de meditación y visualización también puedes realizarlo, a través de la escritura automática. Una vez más, no te frustres si en los primeros ejercicios no ocurre nada, poco a poco irás ganando confianza y afinando tus sentidos.
Aprende a visualizar en tu día a día a tu ángel acompañándote, siente su protección y agradécela. Recuerda que cada petición que le hagas debe ser bajo la Gracia, de manera perfecta y en armonía con la Voluntad Divina. Reconocerás la presencia de tu Ángel de la Guarda, porque sentirás tu corazón reconfortado y paz dentro de ti.
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