Ayahuasca: la droga de las etnias del Amazonas
La ayahuasca es una bebida utilizada en rituales por chamanes, curanderos o maestros ayahuasqueros de las etnias del Amazonas como una forma de obtener la expansión de la conciencia y el conocimiento de uno mismo. Los rituales con ayahuasca tienen una antigüedad de más de cinco mil años y en la actualidad está muy de moda en Occidente.
Ayahuasca, yagé, purga o daime, son algunos de los nombres con los que se denomina a una antigua mezcla de plantas machacadas y cocidas en agua durante unas 16 horas. Las plantas a las que nos referimos son la liana Ayahuasca y las hojas de un arbusto llamado Chacruna. La cocción da como resultado un líquido de cierta viscosidad y de color rojizo ocre.
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Las tribus que poblaban el amazonas hace 4000 años practicaban rituales en los que el objetivo era conectar a las personas con otros planos de la realidad. En palabras de Carlos Martínez Sarasola, antropólogo especializado en chamanismo, “la ayahuasca es una planta visionaria que permiten que las personas se conecten con ciertos planos dimensionales. La visión es algo que la persona ve, sin estar en un estado patológico”.
Por tanto, parece que estas tribus amazónicas querían potenciar su conocimiento sobre sí mismos y sobre su entorno, utilizando esta sabiduría para poder encontrar el equilibrio personal.
¿Cómo se prepara Ayahuasca?
Según cuenta la tradición, ambas plantas deben recolectarse durante los días de Luna Llena y el curandero o chamán debe estar en ayunas. Cada chamán tiene su propia receta y varían las cantidades de ayahuasca, chacruna o agua. Aunque encontramos algunos rasgos generales:
- Se limpia la corteza de la ayahuasca y se machaca para que esté más suave al cocinarla.
- Se añaden las hojas de chacruna (cada chamán de unas cantidades distintas).
- Después puede añadirse otras plantas.
- Todo ello se hierve en una cantidad de agua que, dependiendo del chamán, oscila entre los 10 y los 20 litros y se cocina durante unas 10 o 16 horas.
Las ceremonias de Ayahuasca
Hay cierto misterio en torno a las ceremonias de ayahuasca. Estos rituales dependen mucho del lugar y la autenticidad del chamán pero casi todos los testimonios coinciden en que tienen una duración de unas cinco horas.
Antes de asistir a la ceremonia hay que hacer una comida muy ligera que no incluye carne. Después, una vez en la sala de ceremonias, uno o varios chamanes irán dando la ayahuasca a los participantes. Lo normal es tomar un vaso la primera vez y dejar que el chamán vaya guiando el proceso.
Muchos de los participantes sienten necesidad de vomitar o de ir al baño, y esto se interpreta como una purga física y mental. Todo lo malo del cuerpo está saliendo para dejar espacio a lo bueno.
Cada uno de los participantes puede exponer los motivos que le llevaron a tomar ayahuasca o no compartirlos, pero parece importante que cada uno tenga un aspecto de sí mismo que quiera trabajar. Más allá de ser una droga o una experiencia, puede ayudarte a ver un punto de vista que nunca antes te habías planteado de una situación.
Los ícaros, la banda sonora de la ceremonia
El chamán acompaña el ritual de la ayahuasca cantando ícaros, canciones rituales con las que invocan a los espíritus de la Pachamama. El sonido forma parte del proceso de guía con el que se intenta tranquilizar a los participantes y hacer que su transición de fuera hacia dentro y de dentro hacia fuera sea más agradable.
Propiedades curativas de la ayahuasca
Aunque no existe una confirmación científica sobre las propiedades curativas de la ayahuasca, lo cierto es que estudios elaborados por antropólogos, farmacólogos, psicólogos y psiquiatras, apunta a que puede ser efectiva en terapias para tratar enfermedades como la ansiedad y los problemas de personalidad.
También se ha utilizado con éxito en terapias para tratar problemas de adicciones. No son pocos los testimonios de personas que experimentaron la hierba y que indican que fue un momento que les cambió la vida.
Siguiendo estas experiencias, podríamos decir que la ayahuasca actúa como canal para poder visualizarnos a nosotros mismos, nuestros miedos, nuestros traumas. Por decirlo de forma simple actúa de espejo para que seamos nosotros los que luchemos contra nuestros fantasmas internos.
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