Bilocación, habilidad de estar en dos lugares al mismo tiempo
El término bilocación hace referencia a la capacidad paranormal de estar en dos lugares diferentes, al mismo tiempo. Esta cualidad puede ser propia de un individuo o de un elemento inanimado. A menudo, la habilidad de la bilocación es asociada con personas de elevada espiritualidad (deidades, santos, místicos), o con sujetos que dominan las artes oscuras e invocación demoníaca.
La bilocación atribuida a medios divinos recibe el nombre de bilocación sobrenatural; mientras que el fenómeno, considerado obra de entidades malignas, es conocido como bilocación preternatural. La diferencia entre ambos eventos, reside en la naturaleza de la misión que realizará el individuo que goza de esta capacidad paranormal: sea benigna, o marcadamente egoísta y negativa.
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Los especialistas en temas esotéricos sostienen que las personas pueden experimentar la bilocación de dos formas: en cuerpo y espíritu, o mediante un doble espiritual (parecido a un viaje astral). En el primero de los casos, el sujeto puede generar cambios en su entorno e interactuar directamente con objetos y personas, que se encuentren en el lugar de la aparición. No hay diferencia entre el cuerpo principal y el doble.
Por otra parte, la bilocación espiritual es más etérea. La contraparte parece dotada de cierta cualidad fantasmal (no puede manipular objetos), aunque su apariencia es fácilmente reconocible por quienes la vean.
Bilocación y santos católicos
La Iglesia Católica ha documentado algunos de los casos de bilocación más famosos de la historia, los cuales atribuyen a la intervención divina y la santidad de los involucrados. Individuos de reconocida espiritualidad, como San Francisco de Asís, San Martín de Porres, San Antonio de Padua, San Juan Bosco, y San Francisco de Paula, exhibieron esta facultad paranormal.
Otras corrientes espirituales, como el Budismo, también registran casos de bilocación; sin embargo, la Iglesia Católica conserva una mayor cantidad de testimonios de este tipo de sucesos, presentados como prueba de santidad. Dos de los casos de bilocación más emblemáticos, fueron atribuidos al teólogo y sacerdote portugués San Antonio de Padua (1195 – 1231), y al fraile italiano San José de Cupertino (1603 – 1663).
Entre las innumerables historias que se cuentan de San Antonio de Padua, existe una anécdota en particular que hace referencia a la habilidad de bilocación, propia de este hombre santo. Se dice que en una ocasión, tras terminar la Misa del Domingo de Pascua en la Catedral de Montpellier (Francia), San Antonio apareció de forma casi simultánea cantando en el coro de un monasterio cercano. No obstante, el cuerpo del santo no dejó la basílica francesa.
Por su parte, San José de Cupertino, patrono de los aviadores y astronautas, fue conocido en vida por sus experiencias de éxtasis místico, e incluso se rumoraba que poseía la capacidad de levitar. De acuerdo con testimonios locales, San José de Cupertino acudió ante el lecho de su madre enferma, y la consoló hasta el momento de su muerte. Sin embargo, el fraile nunca abandonó el convento, según sus compañeros de orden.