Complejo de Brunilda: qué es y cómo saber si lo padeces
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El complejo de Brunilda es bastante común, a pesar de no ser muy difundido, y tiene que ver con la idealización de la pareja. Se aplica a aquellas mujeres que, cuando se enamoran, ven en el hombre que tienen al lado a una persona perfecta y excepcional y se entregan a esa relación de forma excesiva.
Por supuesto que el enamoramiento en sí mismo tiene una cuota de idealización. No por nada se dice que “el amor es ciego”. Sin embargo, en las personas que padecen el complejo de Brunilda, esta característica se da de forma desmedida, trayendo a la larga problemas en la relación.
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Estas son algunas de las características particulares de este complejo.
El complejo de Brunilda y el origen de su nombre
El complejo de Brunilda debe su nombre a una antigua leyenda. Se dice que Brunilda, la Reina guerrera de Islandia, estaba atrapada en un castillo custodiado por un dragón. Aquel hombre que pudiera rescatarla y pasar arduas pruebas ganaría su mano.
Sifrido era un guerrero errante que contaba con las capacidades para rescatar a Brunilda. Sin embargo, él deseaba la mano de la princesa Krimilda, mientras que Gunther, el hermano de esta, quería casarse con Brunilda. Entonces, ambos hombres hicieron un acuerdo: Sigfrido usaría su capa de invisibilidad para ayudar a Gunther a conquistar a Bruilda. A cambio, podría casarse con la princesa.
Así lo hicieron y Burnilda creyó haber sido rescatada por Gunther, a quien le ofreció enseguida su mano y su amor. Pero finalmente la reina descubre que Gunther es un impostor incapaz de llevar adelante solo las pruebas fisicas a las que se había enfrentado para liberarla. Entonces, humillada, Brunilda castiga el engaño con la muerte de Gunther.
Características del complejo de Brunilda
Más allá de su nombre proveniente de la mitología, este complejo tiene que ver, como dijimos al comienzo, con la extrema idealización del hombre amado. En la vida real, esto no se produce por un engaño, sino por la configuración psicológica de la mujer que tiene el complejo, y que no es capaz de ver en la persona amada ningún defecto
Sin embargo, con el tiempo, esta idealización se va perdiendo. Y su desaparición es tan extrema y trágica como su aparición. Como Brunilda, cuando las mujeres que tienen este complejo empiezan a descubrir los defectos de su pareja, lo pasan rápidamente del rol de súper hombre al de villano.
Entonces, el complejo de Brunilda tiene dos etapas: la primera, de sobrevaloraión absoluta y poco realista de la persona, y la segunda, la de la completa desvalorización. La mujer se pregunta, entonces, cómo pudo enamorarse de esa persona a la que ahora ve como alguien sin valor alguno. Dando como resultado, por supuesto, muchos conflictos en la pareja.
¿Todas somos Brunilda?
Como dijimos, hay un poco de complejo de Brunilda en el amor mismo. Puesto que cuando nos enamoramos, siempre hay un sesgo positivo hacia la persona amada. No debes pensar que, por haberte enamorado perdidamente de alguien a quien luego dejaste de amar sufres el complejo.
La clave para descubrir cuándo esto es patológico está en la intensidad de las emociones. Y en la incapacidad de descubrir los defectos del otro más allá del amor. Lo problemático está en esperar realmente encontrar a alguien perfecto, cuando todo el mundo, por el solo hecho de ser persona, tendrá cosas buenas y malas.
Lo importante para no caer en este complejo, entonces, es aceptar que siempre amaremos a personas imperfectas y a que a pesar de ello podemos ser muy felices a su lado.
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