Conectar con tu divino femenino: todo lo que hay que saber
Todas las personas, hombres y mujeres, tienen energía femenina y masculina. Para el hinduismo, Shakti representa la energía femenina de la divinidad. Su contrario es el principio masculino representado por Shiva, y juntos funcionan como en yin y el yang. Sin embargo, para las mujeres, existe la energía salvaje de la feminidad interior. Es la que impulsa a la creatividad, el placer, la dicha y la rica experiencia de la vida. Conectar con tu divino femenino, entonces, tiene que ver con eso. Con reconectar con la propia fuerza natural.
Hay personas que están conectadas con su divino femenino casi naturalmente. Pero otras en ocasiones se alejan de esa energía propia vital, producto de la rutina, las limitaciones, el estrés, el contexto.
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Conectar con tu divino femenino implica redescubrir verdaderamente quién eres y a dónde quieres llegar. De entender todo tu potencial. Y estas son algunas maneras de lograrlo.
Conectar con tu divino femenino a través de la intuición
Si quieres conectar con tu divino femenino, lo primero que tienes que hacer es prestar atención a lo que dicta tu intuición. Se trata de escuchar los mensajes del cuerpo, esas cosas que sientes aunque no puedas explicarlas. En general, lo analítico se asocia más a la energía masculina, mientras que lo intuitivo tiene que ver con el costado femenino.
Una forma fácil de comenzar a hacer esto es haciendo una pequeña pausa antes de tomar alguna decisión o responder una pregunta En esa pausa, tómate un momento para escuchar a tu cuerpo. ¿Qué te dice? ¿Qué sientes que debes hacer sin importar qué tan loco parezca?
Esa respuesta es tu intuición. Muchas veces eso que sentirás intuitivamente estará en contra de lo que tu mente sugiere. Intenta, en ese caso, mirar las cosas desde una perspectiva nueva. Pero empieza a actuar de vez en cuando sólo por intuición y mira los resultados.
Honra tu luz y tu oscuridad
Todos tenemos luces y sombras. El ser humano nunca es pura luz ni pura oscuridad. Sin embargo, muchas veces nos escapamos de algunos aspectos de nosotras mismas, las negamos.
Conectar con el divino femenino requiere que te amigues con todos los aspectos de tu vida y de tu ser. Los que te gustan y los que no. Con los que te sientes cómoda y con los que no.
Para ello, una buena idea es usar papel y lápiz y escribir aquellas cosas que crees que representan tu luz y aquellas que representan tu oscuridad. ‘Con ellos, empieza a preguntarte quién eres en realidad y qué puedes mejorar. Pero nunca desde la exigencia: haz el ejercicio de ser autocompasiva con aquello que no te gusta de ti, entendiendo que es parte de tu esencia.
Conecta con tu divino femenino con preguntas
Esto se relaciona con lo anterior. La única manera de conectar y liberar el divino femenino es con autoconocimiento. Si te mientes a ti misma, o te ocultas detrás de tus máscaras, nunca lograrás conectarte de verdad contigo.
Practica, entonces, el autoconocimiento. Al menos hacia ti misma, todos los días pregúntate, ¿Qué deseas?. Un buen momento del día es a primera hora de la mañana, cuando nos despertamos con la cabeza fresca. Contesta con honestidad. Piensa sobre tus deseos. Imagina dónde te ves en unos años. ¿Qué ves?
No importa lo alocado que parezca, no es necesario que lo hagas ahora. Pero date permiso para ser honesta contigo misma. Escúchate. Acepta que no todos los días querrás lo mismo. Está bien. Si te das el espacio todos los días para escuchar tu verdadero deseo, las cosas irán tomando claridad.
No juzgues a los demás
Cuando juzgas a los demás, es porque estás poniendo fuera de ti el foco de tus preocupaciones. Y eso te aleja de tu divino femenino. Porque el verdadero crecimiento personal comienza cuando eres capaz de poner tu energía en cambiarte a ti.
No es un proceso fácil. Y tampoco es automático. Pero el ejercicio es sencillo. En primer lugar, descubre cuándo juzgas a los demás. Presta atención: lamentablemente, descubrirás que lo haces más seguido de lo que creías. No importa. Cada vez que lo descubras, intenta desviar tus pensamientos. Vuelve al ejercicio uno: pregúntale a tu cuerpo qué es lo que le verdad le molesta de esa situación.
Cuanto más practiques esta idea, más fácil te resultará. Hasta que finalmente descubrirás qué juzgar menos y resolver más es más sencillo de lo que creías.