Consejos para ancianas rebeldes, sin importar la edad
Mujeres dueñas de sí mismas, sin importar la edad. Descubre los 13 consejos para ancianas rebeldes.
En la cultura moderna, la palabra anciana suele tener una connotación negativa, sin embargo no siempre fue así. En la antigüedad, una mujer que había llegado a la menopausia y recibía el título de anciana, era respetada y reverenciada como fuente de la sabiduría femenina.
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Una anciana era una guía, una bruja, una sanadora, una partera, un oráculo, aquella que había dominado los misterios de la humanidad y la naturaleza, y los transformaba en algo útil para su pueblo.
Era el vínculo con la Divinidad, la portadora del consejo oportuno y justo.
La psiquiatra, analista junguiana y escritora feminista norteamericana Jean Shinoda Bolen (1936), ha trabajado arduamente en el rescate de esta concepción positiva de la palabra anciana, y la ruptura de los patrones que intentan invisibilizar el poder de las mujeres, en todas las facetas de su vida.
Un ejemplo de ello es su libro “Las brujas no se Quejan” (2004), donde Bolen expone de forma simple trece cualidades que toda mujer, principalmente durante la edad madura, debe practicar para cultivar su felicidad y paz interior.
“Las cualidades de la anciana no se adquieren de la noche a la mañana. Una persona no se convierte en una anciana hecha y derecha automáticamente después de la menopausia, así como tampoco por el mero hecho de volverse vieja una se vuelve más sabia.
Sin embargo, hay unas décadas tras la menopausia en las cuales podemos crecer psicológica y espiritualmente” (Jean Shinoda Bolen, Las Brujas no se Quejan, 2004).
A continuación, conoce los consejos para ancianas de Jean Shinoda Bolen.
13 consejos para ancianas
Para Jean Shinoda Bolen “convertirse en una anciana tiene que ver con el desarrollo interior, y no con la apariencia externa. Una anciana es una mujer que posee sabiduría, compasión, humor, valentía y vitalidad.
Es consciente de ser verdaderamente ella misma, sabe expresar lo que sabe y lo que siente, y emprender una acción determinada cuando es necesario.
No aparta los ojos de la realidad, ni permite que se le nuble la mente. Puede ver los defectos y las imperfecciones en ella misma y en los demás, pero la luz con la que los ve no es severa ni enjuiciadora. Ha aprendido a confiar en sí misma hasta saber lo que ya sabe”.
La autora explica que las trece cualidades o consejos para ancianas que propone en su libro, son en sí mismas características de las mujeres sabias, que han convertido su vida en una fuente de creatividad pura, donde disfrutan lo que son y lo que hacen.
Estos consejos para ancianas o reglas de vida son:
Las ancianas no se quejan
Las quejas bloquean el crecimiento espiritual y anulan cualquier intento de verdadera comunicación. Hay que centrarse en el presente, dejar la ansiedad por el futuro, y los reproches por el pasado.
Las ancianas son atrevidas
Hay que manifestar un compromiso con la vida, desde la perspectiva de tu verdadero ser.
Las ancianas tienen mano para las plantas.
Este es un consejo que puede ser asumido como literal o metafórico. Bien puede una mujer dedicarse a un jardín propio, o a un proyecto que desee ver crecer y para lo cual utiliza su sabiduría interior y experiencia.
Las ancianas confían en los presentimientos.
Mantener funcionando la conexión con la intuición y confiar en tus propios instintos.
Las ancianas meditan a su manera.
Cultivar la mirada interior, desde lo que te haga sentir más cómoda y te depare resultados beneficiosos.
Las ancianas defienden con fiereza lo que más les importa.
Este punto hace referencia a la empatía natural de las mujeres, y la fortaleza para defender aquello que se considera justo, sin miedo, y con el firme propósito de mejorar un evento o colaborar con la solución.
Las ancianas deciden su camino con el corazón.
Al conocerte a ti misma, no tienes miedo de tomar decisiones, porque reconoces los verdaderos deseos de tu corazón, que te proporcionaran felicidad y paz, diferenciándolos de los requerimientos del ego.
Las ancianas deciden la verdad con compasión.
Con el tiempo aprende a trabajarse con la verdad, y es posible plantear opiniones a cuestionamientos diversos, sin ofender o causar daño a los oyentes, porque existe un proceso de empatía y compasión, que es respetado.
Las ancianas escuchan su cuerpo.
No se trata solo de estar atentas al físico exterior, sino a los requerimientos internos del cuerpo, lo que necesita, lo que disfruta y lo que puede generarle malestar, para después actuar en consecuencia. El cuerpo tiene su propia sabiduría.
Las ancianas improvisan.
Es posible reinventarte siempre que lo desees, siempre que el proceso sea sincero y la necesidad surja de tu interior. Sin importar la edad, puedes seguir adelante siempre.
Las ancianas no imploran.
No existe necesidad de complacer a otros, o de pedir aprobación. Sabes quién eres, te amas y estás orgullosa de ti misma.
Las ancianas se ríen juntas.
La risa es sanadora, no la reprimas. Comparte con tus amigas y dejen fluir la tensión. Ríe, eres libre.
Las ancianas saborean lo positivo de la vida.
A pesar de lo negativo o las situaciones de contraste, aprecia las cosas maravillosas de la vida y sácales el jugo.
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