La constelación de Libra, la balanza de la Justicia
La constelación de Libra representaba para los romanos la balanza de la Justicia que era sujetada según algunas versiones por la diosa Virgo y, en otras leyendas, por la diosa Astrea.
Este concepto de la justicia y del equilibro ya existía desde el tiempo de los babilonios quienes constataron que en el momento en que la constelación de Libra aparecía en sus cielos, los días y las noches empezaban a igualarse en duración.
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El mundo y las estaciones del año se empezaban de este modo a equilibrar, en un fenómeno astronómico que ocurre cerca a los equinoccios.
En el tiempo de los griegos la constelación de la Libra no existía. Las actuales platos de la balanza eran entonces las garras de Escorpio. Fueron los romanos que redibujando el cielo dibujaron la constelación Libra para que se ajustara a su nueva imagen.
Las estrellas en la constelación de Libra
La constelación de Libra es la única constelación de la bóveda celeste con el nombre de un objeto inanimado. Es una constelación muy poco luminosa, siendo por veces muy difícil distinguirla en el cielo nocturno.
Las tres estrellas más brillantes forman un triángulo que simula los platos de la balanza y su punto de apoyo. Libra se ubica en el Hemisferio Sur entre la constelación de Virgo, al oeste, y la de Escorpio, al este.
La constelación de Libra y las constelaciones zodiacales
La constelación de Libra es una de las doce constelaciones zodiacales. Las constelaciones del zodiaco son grupos de estrellas que se encuentran en la eclíptica que es el camino que el Sol recorre visto desde la Tierra a lo largo del año.
De la misma manera, tanto la Luna como los planetas visibles del sistema solar recorren trayectorias en el cielo. Estas trayectorias se encuentran en un área llamado el cinturón del zodiaco que cubre un ancho que mide entre 8 a 9 grados de norte a sur en la eclíptica.
Los signos y las constelaciones zodiacales
Los signos zodiacales normalmente utilizados en la Astrología fueron creados en 134 a.C. por Hiparco que se inspiró en un sistema muy antiguo con raíces babilónicas que por su vez lo habrán recurrido de los Sumerios, que vivieron en 3000 a.C..
En este sistema se dividía el cinturón del Zodiaco en 12 partes iguales, cada región individual teniendo una constelación o signo regente que ocupaba cerca de 30º en el cielo. Estas constelaciones tienen como denominador común marcar el lugar de nacimiento del Sol en cada época del año.
Actualmente, los signos y sus constelaciones originales no se corresponden, esencialmente debido al fenómeno de la precesión de los equinoccios en donde el eje de la Tierra sufre un cambio gradual de su orientación en un ciclo que dura aproximadamente 26.000 años a regresar a su punto inicial.
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