La poderosa oración de la Coraza de San Patricio
Una de las oraciones más antiguas de la cristiandad, es la denominada Coraza de San Patricio, una plegaria empleada para proteger al solicitante contra peligros físicos y espirituales.
De acuerdo con especialistas en misticismo, recitar la Coraza de San Patricio aleja las influencias negativas, y reconforta al creyente, recordándole que no se encuentra solo y cuenta con la gracia divina.
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Aunque se trata de una plegaria extensa, los devotos sugieren que también puede recitarse un extracto de ella y obtener protección inmediata, en los momentos difíciles o de mayor necesidad.
Según las antiguas creencias, la oración fue creada por San Patricio, un misionero británico nacido en el año 400, después de Cristo, conocido por expulsar las serpientes de Irlanda, territorio del cual es Santo Patrono.
Existen varias leyendas asociadas a la creación de la Coraza de San Patricio, una de las más extendidas sugiere que el místico cristiano recibió la inspiración para componer la plegaria, mientras huía de individuos que procuraban su muerte.
Después de recitar la oración, San Patricio y sus acompañantes lograron salvarse, eludiendo por completo a sus perseguidores, (algunos dicen que se volvieron invisibles o tomaron la figura de una manada de ciervos).
Desde entonces, la Coraza de San Patricio fue transmitida de boca en boca, entre los creyentes, convirtiéndose en una inestimable herramienta en la lucha contra el mal, y por la protección de los inocentes.
La Coraza de San Patricio
A continuación una de las versiones más conocidas de la Coraza de San Patricio, extraída de la tradición popular.
Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la Fe en sus Tres Personas, por medio de la confesión de la Unidad del Creador del Universo.
Me levanto hoy, por medio de la fuerza del nacimiento de Cristo y su bautismo, por medio de la fuerza de su crucifixión y de su sepulcro, por medio de la fuerza de su resurrección y su asunción, por medio de la fuerza de su descenso para juzgar el mal.
Me levanto hoy por medio de la fuerza del amor de querubines, en obediencia de los ángeles, en servicio de arcángeles, en la esperanza que la resurrección encuentra recompensa, en las oraciones de los patriarcas, en las palabras de los profetas, en las prédicas de los Apóstoles, en la inocencia de las Santas Vírgenes, en las obras de todos los hombres de bien.
Me levanto hoy por medio del poder del cielo: luz del sol, esplendor del fuego, rapidez del rayo, ligereza del viento, profundidad de los mares, estabilidad de la tierra, firmeza de la roca.
Me levanto hoy por medio de la fuerza de Dios que me conduce: Poder de Dios que me sostiene, Sabiduría de Dios que me guía, Mirada de Dios que me vigila, Oído de Dios que me escucha, Palabra de Dios que habla por mí, Mano de Dios que me guarda, Sendero de Dios tendido frente a mí, Escudo de Dios que me protege, Legiones de Dios para salvarme de trampas del demonio, de tentaciones de vicios, de cualquiera que me desee mal, lejanos y cercanos, solos o en multitud.
Yo invoco este día todos estos poderes entre mí y el maligno, contra despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, contra conjuros de falsos profetas, contra las leyes negras de los paganos, contra las falsas leyes de los herejes, contra las obras y astucia de la idolatría, contra los encantamientos de brujas, forjas y hechiceros, contra cualquier conocimiento corruptor del cuerpo y del alma.
Cristo, sé mi escudo hoy, contra venenos, contra quemaduras, contra sofocación, contra heridas, de tal forma que pueda yo recibir recompensa en abundancia.
Cristo conmigo, Cristo delante mí, Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí, Cristo debajo mí, Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento, Cristo cuando me levanto, Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Cristo en la boca de todo hombre que hable de mí, Cristo en los ojos de todos los que me ven, Cristo en los oídos de todos los que me escuchan.
Me levanto hoy por medio de la poderosa fuerza, la invocación de la Santísima Trinidad, por medio de la Fe en sus Tres Personas, por medio de la confesión de la Unidad del Creador del Universo.
Amén.
Nota: el extracto de la Coraza de San Patricio resaltado con negritas (bold), indica la versión corta de la oración, que también es recitada por los fieles en caso de peligro inminente.
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