Dhyana: el preludio antes alcanzar la iluminación del ser
El Dhyana es el estado alcanzado dentro de la práctica de una meditación profunda. Se trata de un concepto fundamental tanto en el hinduismo como en el budismo. Sobre el siglo VI antes de Cristo, época de Buda Gautama, se creó la escuela del dhyana con el objetivo de utilizar la meditación como único medio para alcanzar la iluminación.
Poco a poco se fue extendiendo esta escuela, llegando a China. Allí se adaptó a sus circunstancias propias debido a la influencia del taoísmo. Con estos cambios se extendió también por Japón bajo el nombre de Zen y por Corea, denominándose Seón.
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Tanto en el hinduismo como en el budismo existen preceptos que marcan el camino para conseguir la iluminación. En ambas religiones la meditación Dhyana resulta fundamental entre los pasos a seguir para lograr la comunión con la divinidad universal.
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Dhyana en el Yoga
Según el Ashtanga Yoga, este tipo de meditación constituye el séptimo escalón en la escalera que lleva a la plenitud. Es el preludio del Samadhi, el estado de iluminación del ser. Por lo tanto el Dhyana supone el estado más elevado de meditación antes de ser Uno con la divinidad.
La meditación Dhyana libera la mente y es capaz de trascender la experiencia ordinaria, existiendo en un plano superior al de la razón. Cuando se alcanza este estado se olvida el propio cuerpo y el mundo que lo rodea.
Práctica de la meditación Dhyana
Sin duda no resulta una práctica sencilla. Y es que concentrar y controlar la mente no es algo fácil. Quien lo consigue es capaz de lograr cualquier cosa. Para facilitar el camino un buen apoyo son los mantras o la visualización de una imagen. No obstante, hay que aclarar que la meditación es solo el trayecto (el cual se aprende mediante la práctica) para poder alcanzar el estado Dhyana.
Como hemos indicado antes, se trata de una etapa mucho más profunda y elevada de lo que consiste el acto de meditar. Al igual que la concentración es el paso previo a la meditación, la meditación en sí es también el paso anterior al Dhyana. Un estado supremo de la mente en la que no hay pensamientos sensoriales ni existen objetos. A su vez, el Dhyana es el estado que antecede a la iluminación del ser o Samadhi.
Dhyana en el budismo
Al igual que los hinduistas, los budistas consideran la meditación Dhyana como un componente esencial para adquirir la iluminación. Según las pautas del Buda Gautama, hay que seguir ocho etapas para poder alcanzar la plenitud del ser.
- Compresión perfecta: comprender que existe el sufrimiento, el deseo es su origen y el cese del mismo acaba con el sufrimiento.
- Emoción perfecta: se asume la voluntad de practicar el budismo renunciando a la vida corriente.
- Habla perfecta: se evita mentir, calumniar o la falta de respeto.
- Acción perfecta: modo de vida ejemplar, lejos de conductas inmorales.
- Subsistencia perfecta: la forma de ganarse la vida es honrada, sin hacer daño a otras personas.
- Esfuerzo perfecto: etapa enfocada al control de la mente. Se buscan los pensamientos positivos.
- Atención perfecta: concentración máxima mediante la atención en uno mismo, en las cosas, en la realidad…
- Absorción perfecta: la última etapa y donde se alcanza el estado de Dhyana previo a la iluminación. Según los budistas este estado se consigue tras experimentar por cuatro Dhyanas:
1º Dhyana: en este nivel se llega al éxtasis procedente del pensamiento discursivo y del desarraigo.
2º Dhyana: la mente entra en calma tras la concentración en la conciencia propia.
3º Dhyana: tras desaparecer el éxtasis llega la contemplación elevada.
4º Dhyana: por fin se alcanza el estado de absorción absoluta de todas las enseñanzas y sabidurías. Es la unión perfecta con la divinidad.
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