Amaterasu, conoce la diosa sintoísta del Sol
Los espíritus de la naturaleza, llamados kami, son reverenciados en la religión sintoísta, la creencia nativa del país del Sol naciente. Dichos espíritus pueden ser locales y estar relacionados con un lugar concreto, o bien simbolizar otros elementos naturales de mayor tamaño, como es el caso de Amaterasu, la diosa que representa el Sol.
Sin duda, su importancia es destacable ya que la religión sintoísta es la segunda en número de fieles en Japón, estando tan sólo por debajo del budismo practicado en dicho país. Se la denomina también Ōhiru-menomuchi-no-kami, cuyo significado el de diosa gloriosa que brilla en el cielo. Su carácter de divinidad solar no la priva de ser considerada también como la reina a su vez del reino de los kami. Según la tradición sintoísta, Amaterasu es el antepasado común de la familia imperial japonesa.
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Historia de Amaterasu
Era hija de dos divinidades fundamentales, Izanami e Izanagi, responsables de la generación de las islas que constituyen Japón. Su nacimiento se produjo de una forma curiosa. Su padre, Izanagi, intentó recuperar a su esposa muerta Izanami del inframundo en el que se encontraba. No lo consiguió, pero logró huir de allí. Una vez a salvo, Izanagi se sumergió en el río Woto para limpiarse así de toda aquello negativo con que se había impregnado su cuerpo en el inframundo. Y fue en el momento en el que se lavaba su ojo izquierdo cuando nació Amaterasu.
Es bonita también la leyenda donde se explica cómo privó al mundo de su espectacular luz durante un tiempo. Esto ocurrió tras pelearse con su hermano mayor. Susanoo, deidad del mar y las tormentas, maltrataba al mundo con su poder devastador, anegando campos de cultivo y destruyendo edificios dedicados al culto. La gota que colmó el vaso fue cuando reventó el techo de la sala en la que su hermana Amaterasu se encontraba y lanzó sobre los dioses que estaban cosiendo las ropas celestiales un caballo muerto. Del impacto murieron varios de ellos.
Enfadada por la impresentable conducta de su hermano terminó recluyéndose en un cueva y ocultando su luz para siempre. El mundo entonces se sumió en la más absoluta oscuridad. Los demás dioses le rogaban que volviera a salir pero ella se negaba. Para evitar que se convirtiera en una noche eterna, los dioses decidieron engañarla, haciéndola creer que habían encontrado a alguien que podía iluminar el mundo mejor que ella. Picada por la curiosidad, Amaterasu se asomó por el principio de la cueva. Justo el momento que aprovecharon los demás dioses para agarrarla y sacarla fuera para siempre.
Amaterasu es por tanto una divinidad solar sintoísta que, según dicen, es el antepasado más importante del que descienden los miembros de la familia imperial japonesa.
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