Atenea, conoce la virginal diosa de la sabiduría
Atenea, o Atenas, era la diosa griega de la sabiduría y de las artes. Los romanos la llamaban Minerva.
Homero no menciona a su progenitora, aludiendo que Atenea era hija exclusivamente de Zeus, basándose además, en la mayoría de las historias que afirman que nació de la cabeza del dios. Para Hesíodo, la madre de Atenea era la oceánide Metis, la primera esposa de Zeus.
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Atenea era una diosa virgen, hermosa guerrera, protectora de sus héroes escogidos y también de su ciudad Atenas.
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El mental nacimiento de la divinidad
Atenea era la hija predilecta de Zeus, pero cuando Métis quedó embarazada, Zeus tragó a la esposa con miedo de que su hija naciera más poderosa que él y le quitara el trono. Para que eso sucediera, convenció a Métis a participar en una broma divina, donde cada uno se convertía en un animal diferente. Métis, poco prudente, acabó transformándose en una mosca, y Zeus la tragó.
Métis fue a la cabeza de Zeus. Con el paso de los años, Zeus sintió un fuerte dolor de cabeza y le pidió a Hefesto que le diera un golpe. Fue, entonces, que Atenea, ya adulta, saltó desde dentro del cerebro de su padre, con armadura, elmo y escudo.
Atenea lleva una lanza en su mano, pero que no significa guerra y sí una estrategia de vencer. También fue la inventora del freno, siendo la primera que amansó a los caballos para que los hombres consiguieran domarlos. La ciudad Atenas era su preferida ya que lleva su nombre y donde también se hacían cultos en su honor.
La sabiduría de Atenea
Atenea y Poseidón, su tío, disputaron la protección de una ciudad importante y, para ello, establecieron un concurso: quien diera el mejor regalo a la ciudad ganaría la disputa. Poseidón golpeó con su tridente e hizo saltar agua del mar o, según otras fuentes, hizo aparecer un caballo. Atenea dio como regalo un olivo que producía alimento, aceite y madera, ganando la disputa, y así la ciudad llevó su nombre, Atenas.
Minerva también fue conocida por el voto de desempate que dio cuando se juzgó a Orestes por el pueblo de Atenas. Orestes mató a su madre para vengar la muerte de su padre, obedeciendo a la tradición. Su madre había, a su vez, matado a su padre con la ayuda de su amante. Atenea dio “el voto de Minerva” (nombre en la mitología romana), como es conocido hoy, y declaró a Orestes inocente, porque había matado no a su madre, sino a la asesina de su padre. Así venció la compasión sabía, representada por Atenea, diosa de un nuevo orden basado en nuevos valores para la convivencia social, entre ellos, la propia justicia.
En suma, esta gran mujer divina fue la diosa de la sabiduría, prudencia, capacidad de reflexión, poder mental, amante de la belleza y de la perfección. Atenea, considerada la diosa virgen, por siempre en la historia, ya que les pedía a los dioses no se enamoraran de ella para no quedar embarazada, sino tendría que dejar de lado su vida guerrera y pasar a vivir una vida doméstica.
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