Deméter, conoce la diosa protectora de la agricultura
Las mitologías de las diversas civilizaciones que surcaron la historia a menudo coinciden en personajes que, pese a recibir diferentes nombres, poseen idénticas características o tienen un objetivo común. Es el caso de la diosa griega Deméter, la divinidad encargada de proteger la agricultura.
Y es que gracias a su generosidad los atenienses obtenían el grano, algo que representaba el nivel de superioridad de los seres humanos respecto a los animales. Los romanos tenían el mismo concepto bajo una diosa que recibía el nombre de Ceres, el cual provenía de la raíz protoindoeuropea ker, cuyo significado es crecer. La palabra cereal deriva de Ceres.
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Genealógicamente se la consideraba hija de Crono y Rea, dos titanes, los cuales eran a su vez hijos de Urano y Gea. Además era hermana mayor de Zeus. Las sacerdotisas que le rendían culto recibían el nombre de Melisas. Es habitual que suelan ser confundida tanto como con su madre como con su abuela.
Deméter protege las cosechas de cada año y que la tierra de numerosos frutos debido a su excelente fertilidad. Junto a su hija Perséfone forman una de las parejas más importantes y vetustas de la Hélade, así como gozan de un papel importantísimo en los misterios eleusinos.
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Deméter y su hija Perséfone
La diosa protectora de las cosechas tan sólo tuvo una hija cuyo padre, según numerosos autores de la antigüedad, era su hermano Zeus. Un día Perséfone paseaba tranquilamente por los campos de Nisa mientras Hades, el dios del inframundo, la contemplaba extasiado.
Tanto le gustó la hija de Deméter que decidió en ese instante convertirla en su mujer. Por lo que montó en su coche y se dirigió hacia la bella Perséfone. Delante de sus narices la tierra se abrió y de la enorme brecha surgió Hades con el coche tirado por bestias infernales.
Al ver que su hija no regresaba, Deméter recorrió el mundo en su busca. La carencia de noticias la llevó a enemistarse con la Tierra y los seres humanos. Las cosechas dejaron de ser buenas y se produjo un invierno interminable que generó hambruna.
Al final Zeus intervino y descubrió que Perséfone estaba retenida por Hades. A través del dios mensajero, Hermes, solicitó a Hades que dejara volver a Perséfone con su madre. Para evitar el enojo de Zeus, accedió a su proposición, pero con una trampa ingeniosa. Conocedor de que cualquier dios o mortal que comiese algo en el infierno estaba condenado a permanecer en él de por vida, ofreció una grano de granada a su amada. Perséfone lo aceptó inocentemente y con ello terminó con sus posibilidades de escapar.
Pero Zeus tampoco quería enemistarse con Deméter, por lo que volvió a negociar con Hades. Esta vez llegaron al acuerdo en donde Perséfone estaría tan sólo un tercio del año cautiva y el resto del tiempo lo pasaría en la tierra. Era la forma en la que los griegos de la antigüedad justificaban la sucesión de las estaciones. Cuando estaba en el inframundo, Deméter no era feliz, por lo que no facilitaba la producción de frutos y se generaba el invierno. No obstante, cuando su hija volvía con ella llegaba la felicidad, y también la abundancia de la primavera.
En la mitología griega, Deméter era la divinidad encargada de proteger las cosechas y que las tierras fueran fértiles y diesen por tanto numerosos frutos.
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