La Diosa Maat llena de justicia y equilibrio el mundo
La Diosa Maat es considerada como el símbolo de la justicia y la armonía. Su concepto es difícil de comprender ya que se fundamenta en un principio universal de justicia que se presume estuvo presente desde la creación del mundo. La mitología egipcia, concede especial importancia a la Diosa Maat.
Se dice que Ra, considerado como el Dios Solar, bajaba cada noche al inframundo. Esto lo hacía a diario y para evitar que el ciclo diario del mundo se paralizara, se enfrentaba a Apofis quien representaba el mal.
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La Diosa Maat es considerada por los egipcios como una fuente a través de la cual se nutrían los dioses de la fuerza benefactora. De ahí la cantidad de ofrendas y ritos que se le hacían para mantener el equilibrio y la armonía del mundo.
Esta deidad estaba representada por la figura de una mujer que lleva sobre su cabeza una pluma de aventruz.
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La Diosa Maat y su relación con el faraón
La figura de Maat estaba estrechamente vinculada con la figura del faraón desde el punto de vista religioso y moral.
Era el faraón el encargado de promover la preponderancia de Maat para obtener prosperidad para el pueblo. Si existía abundancia, se vinculada a la buena acción del faraón. Contrariamente, si no se obtenían buenos resultados, se trataba de la derrota de Maat gracias a la acción de fuerzas malignas.
Las leyes de Maat
La Diosa Maat revestía gran importancia para los egipcios. El corazón de los fieles difuntos era colocado en una balanza en contraposición con la pluma de la deidad.
El corazón debía ser más ligero gracias a las buenas acciones para que la persona pudiera tener nueva vida, caso contrario el alma desaparecía instantáneamente.
Sus enseñanzas llegaron a convertirse en leyes, que sirvieron como base para otras religiones, incluyendo la hebrea.
Suman cuarenta y dos en total, basadas principalmente en no dañar a los demás ni a sí mismo. Son también conocidas como confesiones.
- No he causado sufrimiento a los hombres.
- No he empleado la violencia con mis parientes.
- No he sustituido la Injusticia a la Justicia.
- No he frecuentado a los malos.
- No he cometido crímenes.
- No he hecho trabajar en mi provecho con exceso.
- No he intrigado por ambición.
- No he maltratado a mis servidores.
- No he blasfemado de los dioses.
- No he privado al indigente de su subsistencia.
- No he cometido actos execrados por los dioses.
- No he permitido que un servidor fuese maltratado por su amo.
- No he hecho sufrir a otro.
- No he provocado el hambre.
- No he hecho llorar a los hombres, mis semejantes.
- No he matado ni ordenado matar.
- No he provocado enfermedades entre los hombres.
- No he sustraído las ofrendas de los templos.
- No he robado los panes de los dioses.
- No me he apoderado de las ofrendas destinadas a los Espíritus santificados.
- No he cometido acciones vergonzosas en el recinto sacrosanto de los templos.
- No he disminuido la porción de las ofrendas.
- No he tratado de aumentar mis dominios empleando medios ilícitos, ni de usurpar los campos de otro.
- No he manipulado los pesos de la balanza ni su astil.
- No he quitado la leche de la boca del niño.
- No me he apoderado del ganado en los prados.
- No he cogido con lazo las aves destinadas a los dioses.
- No he pescado peces con cadáveres de peces.
- No he obstruido las aguas cuando debían correr.
- No he deshecho las presas puestas al paso de las aguas corrientes.
- No he apagado la llama de un fuego que debía de arder.
- No he violado las reglas de las ofrendas de carne.
- No me he apoderado del ganado perteneciente a los templos de los dioses.
- No he impedido a un dios el manifestarse.
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