Diosa de la naturaleza, conoce Diana y Artemisa
La diosa de la naturaleza era llamada Artemisa en la mitología griega mientras que en la romana, Diana. Dos nombres para un mismo concepto.
Los antiguos griegos siempre tuvieron muy en cuenta el vínculo fundamental existente entre la vegetación y el agua.
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Si queremos que los campos estén verdes, que existan árboles y vegetación en general, el agua siempre tiene que estar presente por medio de lluvia, ríos, fuentes… Los bosques eran considerados sagrados y una diosa de la naturaleza debía protegerlos.
El uso de la madera de sus árboles tenía que destinarse únicamente para aquellos útiles que fueran indispensables, recurriendo a la tala periférica. En cuanto a la caza, sólo debía practicarse como alimento para sostener a la familia. Estos bosques estaban bajo el amparo de la diosa Artemisa, hija de Zeus y Leto, además de hermana del dios Apolo.
El mismo concepto de diosa de la naturaleza, protectora de montes y bosques ocupaba Diana en la mitología romana. Hija de Júpiter y Letona, se encargaba de proteger la flora y la fauna silvestres.
Su culto se desarrollaba sobre todo en la región del Lacio, pero también en Campania y Estruria.
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Artemisa, la diosa de la naturaleza griega
Divinidad del Panteón helénico, protegía la fuerza vegetativa. Su poder le permitía controlar árboles, vegetación y agua, como la que se encontraba en estanques y ríos. Se trata de una diosa que no se relaciona con las ciudades sino únicamente con el entorno natural del que se beneficia el hombre.
Se la representa siempre escasas y cortas ropas, sandalias y un arco de oro que dispara flechas mortales. Con ellas castigaba a todos aquellos impíos que trataban de hacer mal al bosque.
Iba acompañada de un coro de ninfas de procedencias diversas:
- Náyades, ninfas de las aguas;
- dríades y hamadríades, que son ninfas de los árboles;
- oreídades, ninfas de las montañas;
- melíades, ninfas de los fresnos;
- …
Además de ayudar a cuidar los bosques la diosa de la naturaleza Artemisa le gustaba practicar el canto y la danza junto a las ninfas de su cortejo.
Diana, diosa de la naturaleza romana
Los romanos consideraban los bosques, las selvas y las florestas como recintos sagrados. La tala de árboles o la caza para la subsistencia únicamente se permitía en la periferia de estos hermosos entornos, y el agua existente en ellos tan sólo para beber.
La encargada de proteger estos espacios sagrados era la diosa de la naturaleza Diana, el equivalente a la Artemisa griega. La denominaban Dea silvarum o Dea ferarum, lo que significa diosa protectora de la flora y de la fauna silvestre.
Su culto era principalmente desarrollado en la región del Lacio, así como en Campania y Estruria.
De hecho, el templo más popular de Diana se encontraba en el corazón de los montes albanos, en Aricia, pegado al lago Neomi, justo en el centro de un espeso bosque. Por ello era conocida también como Diana de los bosques.
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