Ecología emocional, gestiona tus sentimientos y emociones
Se trata de un concepto surgido en 2002, de la mano de los psicólogos Mercé Conangla y Jaume Soler. Al igual que en la ecología relativa a la naturaleza se producen creaciones y catástrofes, en la ecología emocional, que engloba todos los fenómenos afectivos, también ocurren.
Y es que las ideas y emociones sufren crisis, destrucciones o cualquier otro tipo de percances. Hay ideas que se transmiten de generación en generación pero otras o bien se pierden o bien evolucionan con los tiempos. Sin embargo, los fenómenos emocionales los comparten todos los seres humanos sin tener en cuenta la cultura o la época de que se trate.
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El objetivo de la ecología emocional es aprender a administrar las emociones y sentimientos para dirigir su energía hacia la construcción de una vida saludable y feliz. Una interesante manera de educar nuestras emociones cultivando tanto los territorios interiores como los exteriores. Para ello nos podemos valer metáforas o paralelismos con la gestión del medioambiente.
Siguiendo estos pasos uno se puede convertir en una persona equilibrada y responsable de su mundo afectivo. Sin duda la mejor manera de alcanzar una felicidad real y serena. Potenciar la visión global integradora resulta fundamental para, tras la evolución de las ideas actuales, impulsar la cultura de la sostenibilidad.
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Principios de la ecología emocional
- Principio de libertad. Para poder elegir la opción que más nos conviene tendremos que hacer uso de nuestra capacidad de discernimiento.
- Principio de unicidad. Debemos tener muy en cuenta que no podemos existir solos, siempre es necesario contar con los demás seres humanos.
- Principio de realidad. La ecología emocional nos advierte que la realidad no es como a nosotros nos gusta que sea, sino que es el resultado de los cambios producidos al tomar conciencia de ello.
- Principio de respeto. Es fundamental respetar al que no es como nosotros. Nunca hay que entender la diferencia como una amenaza a nuestra existencia. Es necesario respetarse a uno mismo para así poder respetar al resto de personas.
- Principio de responsabilidad. Debemos ser capaces de asumir responsabilidades plenas respecto a todo aquello que depende de nosotros y somos capaces de controlar.
- Principio de coherencia. Cuando hay coherencia entre lo que sentimos, pensamos y hacemos lograremos alcanzar el equilibrio y la libertad.
- Principio de prevención. Tener una visión anticipada de las situaciones que vivimos, es decir, actuar con prudencia, ayuda a que nuestro comportamiento esté orientado a la creación, adaptándonos así bienestar.
Con la práctica de la ecología emocional podremos gestionar nuestros sentimientos con el objetivo de canalizar su energía hacia una vida saludable y feliz.
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