El músculo psoas: el músculo del alma
Ponerse de pie, caminar, estirar las piernas con energía y buena disposición, son actos tan simples y naturales, pero poco sabemos sobre el responsable de que estos movimientos funcionen correctamente. A veces un simple dolor de espalda nos hace comprender que nuestro cuerpo no es una máquina y que es necesario cuidarlo y cuidar nuestros músculos. Existe el músculo psoas que no todos conocen y que es muy importante si no lo tratamos con cuidado, es el que conecta nuestra columna vertebral con nuestras piernas.
El músculo psoas: su función física y emocional
El músculo psoas es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano, afecta el equilibrio estructural, la amplitud de movimientos, la movilidad articular y el funcionamiento de los órganos del abdomen. Mientras más flexible y fuerte es el psoas, más fluye nuestra energía vital a través de nuestros huesos, músculos y articulaciones.
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Este importante órgano, conecta nuestra columna vertebral (las cinco vértebras lumbares) con las piernas, actúa como un potente flexor de la cadera y un rotador externo del fémur. Es el responsable de que nos pongamos de pie, de levantar las piernas para caminar.
Cumple con la función de estabilizar el cuerpo para mantenerlo en posición vertical, el músculo psoas es tan relevante para nuestras vidas, tanto así que en algunas filosofías orientales se lo llama el «músculo del alma», ya que es el principal enlace de energía del cuerpo desde la columna al suelo.
Según estudios el músculo psoas, es un órgano de percepción compuesto de tejido biointeligente que literalmente encarna nuestro deseo más profundo de bienestar. En otras palabras envía y transmite mensajes al sistema nervioso que afecta nuestro estado de ánimo.
Cómo se puede afectar al músculo psoas
Al estar conectado al diafragma a través del tejido conectivo o fascia, envía mensajes al sistema nervioso central, por ello se ve afectado por la respiración o por emociones como el miedo. Tanto la sobrecarga de tensiones así como la inactividad influyen negativamente en el psoas, que enviará mensajes al sistema nervioso que pueden cambiar nuestro estado de ánimo, nuestra forma de sentirnos, por ello le llaman el músculo del alma.
El psoas un órgano sujeto a sobrecarga. La tensión, el estrés y la ansiedad pueden afectar al músculo. La descarga de adrenalina que provocan estos sentimientos causa confusión en el músculo, que puede comenzar a acortarse y endurecerse, creando problemas de postura, dolor de espalda, ciática, problemas de disco, degeneración de la cadera, períodos de menstruación dolorosa e incluso problemas digestivos.
Entre los músculos capaces de flexionar la cadera, el psoas es el mayor generador de fuerza y juega un papel fundamental durante los movimientos posturales y deportivos, por ello muchas acciones deportivas o esfuerzos excesivos pueden sobrecargar el músculo, causando malestares. También la inactividad y sedentarismo pueden causar las mismas alteraciones negativas.
Algunas prácticas que protegen y fortalecen el músculo psoas
Pilates: los ejercicios de Pilates ayudan en la postura y el equilibrio corporal. Además, los ejercicios son bastante terapéuticos, lo que ayuda al psoas a ganar amplitud y flexibilidad.
Yoga: esta antigua práctica milenaria aporta con una serie de ejercicios armonía al cuerpo y la mente, aumentan la capacidad de concentración, de meditación y de relajación, ayudando a controlar la tensión y el estrés emocional lo que favorece directamente al psoas.
Tai Chi Chuan: esta técnica china, que surgió como un arte marcial, aporta un estado consciente del cuerpo como pocas otras actividades. Tai Chi Chuan es una práctica empírica sobre movimiento, salud, circulación de energía y meditación, que genera más equilibrio y vitalidad.
Culturismo: el entrenamiento de fuerza para las extremidades inferiores y la zona abdominal ayuda a fortalecer el músculo psoas. El culturismo debe contener ejercicios que promuevan el desarrollo de habilidades bimotoras, resistencia cardiorrespiratoria, fuerza muscular, flexibilidad, movilidad, equilibrio, estabilidad, coordinación motora, conciencia corporal, proporción y relajación.
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