El espejismo y la ilusión del Velo de Maya
El Velo de Maya o Tejido de Maia es uno de los conceptos más estudiados en el Hinduismo. En esta doctrina religiosa, y otras corrientes espirituales derivadas de ella, Maya es considerada como sinónimo de “Ilusión”.
Asimismo, Maya personifica a la deidad que gobierna el sueño de la realidad. En el Budismo, ella es la madre de Siddhartha Gautama Buda, lo que puede ser interpretado como un símbolo de la luz obtenida a través de la comprensión de la ilusión.
Los budistas, también asumen a Maya como una de las 24 pasiones negativas menores, la duplicidad, donde se expresa la idea de que vivimos atados a una realidad ilusoria, y no la verdadera (dos realidades).
Filósofos contemporáneos, han escrito sobre la aplicación de la imagen del Velo de Maya a la vida moderna, sugiriendo que lo que se percibe con los sentidos, no es la realidad total como pensamos, sino una parte de ella, una ilusión.
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El Velo de Maya y la espiritualidad
Para los místicos y estudiantes de lo oculto, trascender el Velo de Maya significa vencer la irrealidad y la ignorancia, todo aquello que nos hace creer que el cuerpo es el Ser integral, y que Dios y las almas son dos fuerzas espirituales diferentes.
Impulsivamente, solemos pensar que el mundo material representa la verdadera realidad, sin objetar los filtros a los que esta “realidad” se ve sometida, como lo son los 5 sentidos y la mente humana.
De la misma forma, nos juzgamos como entes separados de la Divinidad (Dios) cuando todos procedemos de la misma fuente de Amor y Sabiduría Infinita, y por lo tanto, somos uno mismo.
Todo aquello que percibimos con los sentidos no es más que conceptualizaciones preparadas por nuestro consciente, en el afán de medir, cuantificar y calificar fenómenos, como el tiempo.
Si confundes el exterior material y la conceptualización con la realidad, permaneces atado a la ilusión, siendo este espejismo uno de los lazos que mantiene a los individuos vinculados con la rueda del Karma.
Atravesando el Velo de Maya
El Velo de Maya impide una verdadera percepción de la realidad, limita a los seres humanos a un universo de valores cuantificables y emociones de baja vibración (odio, miedo, envidia, desprecio).
La realidad del Ser comprende un potencial infinito y divino, una obra que trasciende lo que puede percibirse con los 5 sentidos y el espíritu, la conciliación entre la parte racional y el alma, la integralidad.
Cuando el Velo de Maya cae, comprendemos la verdadera naturaleza de nuestra unión armónica con el Todo, y nuestra mente deja de juzgar, porque al juzgar no aceptamos la realidad como se presenta, sino que le adjudicamos calificativos: es buena o es mala, hermosa o terrible.
Trabajar en el proceso de aceptación de la realidad, sin prejuicios o calificativos, es el primer paso vencer la ilusión del Velo de Maya, y acercarnos al verdadero estado de libertad.
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