Fénix y el dragón: los guardianes de la felicidad conyugal
La combinación del fénix y el dragón es una de las más poderosas prácticas del Feng Shui, para propiciar la felicidad conyugal y la armonía entre los miembros de la familia, creada por los contrayentes. El fénix y el dragón pertenecen al grupo de los 5 animales celestiales del Feng Shui.
Criaturas que simbolizan las características favorables, que debe tener un espacio para ser calificado como benéfico, según la Escuela de la Forma.
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El Fénix y el Dragón, la pareja cósmica
Individualmente, el fénix es considerado la representación de la prosperidad, las oportunidades y la creatividad; mientras que la figura del dragón alude al éxito, el poder, la sabiduría y el orden.
Cuando el fénix y el dragón se encuentran juntos, son conocidos como la pareja cósmica, ya que su unión representa el Tao: el perfecto equilibrio de las fuerzas Yin (femenino) y Yang (masculino).
Curiosamente, si el ave fénix está solo, se le considera un elemento Yang; sin embargo, al hacer pareja con el dragón, asume la representación de la energía Yin.
De acuerdo con las tradiciones del pueblo chino, el fénix y el dragón son criaturas inmortales y divinas, que al aparecer en pareja traen buena fortuna, éxito, bendiciones divinas y prosperidad a los matrimonios.
Las imágenes del fénix y el dragón, como pareja cósmica, suelen ser el motivo central en los matrimonios chinos (tradicionales), al igual que el ideograma Shuang Hsi, el símbolo de la doble felicidad.
En el hogar, los especialistas en Feng Shui aconsejan ubicar la pareja del fénix y el dragón en el área suroeste, para reforzar el amor y los vínculos matrimoniales. De la misma forma, pueden situarse en la dirección sur para favorecer a la familia.
La leyenda
La importancia de la unión entre el fénix y el dragón es retratada en una antigua leyenda, de origen chino, la cual refiere que al inicio de los tiempos solo existía la creación en estado salvaje (el caos).
Esta fuerza creadora universal era encarnada por la diosa o emperatriz Feng, que tomó la apariencia del ave fénix, para desplazarse por el mundo, visitando todos los lugares y seres a los que infundió vida.
Una de estas criaturas era el dragón Long o Lung, que emprendió la titánica tarea de trabajar día y noche, para ofrendar el regalo del orden a la divinidad. Feng y Long se enamoraron y juntos alcanzaron el perfecto equilibrio entre creatividad y orden: el Yin y el Yang.
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