Galatea, conoce este personaje de la mitología griega
En la mitología griega, Galatea (en griego antiguo Γαλάτεια Galateia, ‘blanca como la leche’) es el nombre de dos personajes femeninos.
En primer lugar, es el nombre del objeto de deseo de Polifemo en los Idílicos VI y XI de Teócrito, y se vincula con Polifemo nuevamente en el mito de Acis y Galatea en las Metamorfosis de Ovidio.
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Pero también es un nombre popularmente referido a la estatua tallada en marfil por Pigmalión de Chipre, que luego cobró vida. Veremos en este artículo esta hermosa historia de amor.
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Historia de Galatea y Pigmaleón
Según la mitología griega, la historia de Pigmaleón y Galatea tiene su origen en la isla de Chipre. Pigmaleón era el rey y también un artista muy habilidoso que dedicaba muchas horas de su día a la actividad de esculpir.
Pigmaleón no estaba casado y había decidido vivir en celibato en la isla de Chipre, ya que no concordaba en nada con las actitudes de libertinaje de las mujeres del lugar. La mala fama de las mujeres locales era tan grande que la isla se conoció como un lugar de cortesanas.
Todo esto llevó a Pigmaleón a volcarse aún más hacia el arte de esculpir. Se dedicó con tal ahínco que intentó un hecho inédito: esculpir a la mujer ideal, y sería esa su obra maestra.
Fue entonces que Pigmaleón, determinado a nunca unirse con ninguna mujer, comenzó a esculpir su bella doncella, dotada con diversos atributos ideados por el escultor.
Al terminar su obra, Pigmaleón concluyó que esa era su mejor obra, la más perfecta y la más bella que ya había realizado a la cual dio el nombre de Galatea. Como resultado de esta gran inspiración y de esta obra prima que tenía ante sus ojos, terminó por enamorarse de la estatua.
El escultor se apasionó con su creación de tal manera que le daba regalos, le ponía anillos en sus dedos y la adornaba con diversas joyas y bellas ropas.
El amor de Pigmaleón por su estatua era tan grande que la convirtió en su mujer, pasando a llamarla “esposa adorada”. Él incluso le hacía cariño a la estatua y la besaba, como si realmente estuviera viva.
Pero él no se conformaba que su amada Galatea fuera de marfil, sin vida y fría y eso dejaba a Pigmaleón cada vez más triste.
Cuando la suerte de Pigmaleón cambió
Pigmaleón sufría mucho por su amor a Galatea y para cambiar eso fue a un festival que sucedía en Palea, dedicado a Afrodita, diosa de la belleza y del amor. En esa ocasión él pidió a la diosa que trajera para él a una mujer igual a Galatea.
La diosa afrodita, conmovida con el gran amor de Pigmaleón, comenzó su búsqueda de la mujer ideal, sin embargo, no tuvo éxito en encontrar a la pretendiente.
Accediendo de otra forma a la petición de Pigmaleón la diosa Afrodita, decidió entonces, transformar la estatua en una mujer de verdad, concediéndole la vida.
Sin saber de nada el escultor encuentra su amada y la besa, notando que ahora ella tenía vida, que su piel estaba tibia y que sus labios eran suaves.
Galatea, cuando siente el beso del amado, abre los ojos, se ruboriza e inmediatamente también se enamora del hombre que la creó.
Después de esto, Pigmaleón pudo casarse con Galatéia, con las bendiciones de Afrodita, y juntos tuvieron dos hijas. Una de las hijas de la pareja se llamaba Metarme y era tan bella que despertó el interés de Apolo.
La otra hija se llamaba Pafos, que fue la responsable de dar origen a la ciudad de Pafos, también en Chipre.
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