Gnosticismo: Principios fundamentales
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El Gnosticismo es una corriente religiosa que destaca que su conocimiento fue adquirido a través de la sabiduría obtenida a través de los apóstoles. Estes conocimientos no fueron dados a conocer en ningún momento y se mantiene solo restringido a un grupo específico y elitista. Se trataba de conocimientos reducidos a solo una parte de la población, en contraposición del cristianismo que tenía como objetivo la difusión a nivel general de las doctrinas.
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Contradicciones frente al Catolicismo
Tales fueron las confusiones generadas entre el Gnoticismo y el Cristianismo que la Iglesia tuvo que establecer claras diferencias para evitar que posibles errores o contradicciones les fueran atribuidos. Incluso, llegó a ser calificado como una falsificación o copia de los Evangelios que requirió la intervención de destacadas figuras de la historia como lo fueron San Agustín, San Irineo, Justino, Hipólito y Origenes, por mencionar solo algunos.
Con el tiempo, el Gnosticismo y sus Evangelios recibieron el nombre de «Apócrifos». Podemos mencionar el «Evangelio de Santiago», o la «Primera Infancia de Tomás» que asume con ciertos varios milagros de Jesucristo en su infancia. En la Sagrada Biblia no existen referencias sobre este periodo y es lo que se conoce como la vida oculta de Jesús. La Iglesia rechazó estos textos al considerar que toma como reales algunos hechos imaginarios. En la década de los años 40, fueron conocidos varios textos pertenecientes al Gnoticismo que tampoco son aceptados por el Catolicismo.
Pilares del Gnosticismo
Algunos de los principios fundamentales del Gnoticismo destacan que el acceso a este conocimiento poco difundido servirá para alcanzar la salvación, sin necesidad de asumir algún tipo de conducta moral. El solo hecho de conocerlo ya será suficiente para obtener la iluminación necesaria, a través de revelaciones que podrían ser calificadas de esotéricas.
Por otra parte, asume a Dios como una imagen de bondad, por una parte, mientras que otra parte la idealiza como un ente malo o perverso. Consideran que el cuerpo es una prisión en la cual se encuentra nuestra alma. A partir de ahí, la procreación y el matrimonio son apreciados como perversos ya que impide que las almas inmortales puedan ser libres y las mantiene atadas a un plano terrenal.
En cuanto a la Santísima Trinidad, asumida por el Catolicismo como las figuras del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, estaría conformada para el Gnosticismo como una gran cantidad de seres espirituales en la que ninguno tiene más peso que otros. Jesucristo, forma parte de este grupo y no es considerado como un Dios o un ser humano sino como un ente que vino para transmitir su conocimiento. En consecuencia, rechazan su muerte desde el punto de vista de una condición expiatoria sin que esto implique la resurrección.
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