Huldra: la guardiana de los bosques escandinavos
En la mitología escandinava Huldra es una criatura que vive en los busques y que actúa de guardiana de los mismos.
Todas las descripciones que se encuentra sobe este ser la definen como una mujer dotada con una extraordinaria belleza, con el pelo muy largo, muy alta y con una estupenda figura.
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Su aspecto humano sólo cambia en su parte posterior, donde, según cuenta la leyenda, alberga una cola animal y textura de tronco en su espalda.
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Origen de la leyenda de la Huldra
En noruego, Huldra significa cubierto, oculto o secreto. Su origen no está datado en la mitología escandinava, pero se considera que las huldras custodiaban los bosques y se escondían en ellos del odio que Odín les profesaba.
Odín, considerado el rey de los Dioses en la mitología nórdica, las buscaba, capturaba y después las mataba, la razón se desconoce.
Poder de la seducción
La leyenda cuenta que una criatura huldra está cargada de un fuerte poder de seducción. Gran parte de esta creencia viene dada por los mitos en los que se contaba que las huldras o guardianas de los bosques seducían a los hombres que vagaban por ellos.
Su último fin era conseguir tener un encuentro íntimo con ellos y, si estaban satisfechas, les concedían los deseos que ellos tuviesen.
En otro tono menos amable, hay relatos que cuentan que una huldra atraía con una dulce melodía a los hombres hasta el bosque y, que una vez allí, atrapaba su cuerpo y alma y no podían regresar jamás a sus lugares de origen.
En uno de los mitos del folclore escandinavo hablan de la historia de amor entre una huldra y un humano y como éstos se casaban en una iglesia, la huldra pierde su cola convirtióndose completamente en humana.
La leyenda del baile
En el folclore escandinavo hay una leyenda extendida que habla de un momento concreto en el que una huldra salió del bosque y se acercó a un baile que los miembros de un pueblo realizaban. Debido a su gran belleza fue el centro de atención de todos los presentes y, un joven, reunió el valor para sacarla a bailar.
Cuando estaban bailando, la cola animal de la huldra sobresalió un poco y el joven, al verla, más allá de quedar asustado, ayudó a taparla a los ojos de los demás y avisó de forma educada a la hulda: “Mi dama, puedo ver su liga”. Ella, entendiendo el acto de valentía y bondad del joven, salió del baile, volvió al bosque y lo colmó de regalos.