Karma Yoga, devoción y espíritu de servicio
El Karma Yoga es más que una disciplina, es una actitud ante la vida que privilegia cada acción como acto de devoción, siempre y cuando sean realizadas en comunión con la Divinidad y el espíritu de servicio.
La mayoría de los expertos coinciden en que una de las primeras menciones (o la primera) del término Karma Yoga es recogida en el Bhagavad guitá (Canto de Bhagavad o Canto del Señor, en idioma sánscrito).
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El Bhagavad guitá es un escrito sagrado del hinduismo, que forma parte del Mahabhárata: uno de los principales textos mitológicos de la India, que se estima fue redactado en el siglo III, antes de Cristo.
En el Bhagavad guitá, Krisná (encarnación de Visnú, una de las deidades supremas del hinduismo) instruye sobre sus deberes a su pariente, el príncipe Áryuna, antes de entrar en batalla.
En el capítulo 3 del Bhagavad guitá (“la Acción”), Krisná señala a Áryuna que “aquél que, manteniendo todos sus sentidos bajo control y libre de apego, se entrega al camino del Karma Yoga, de la acción sin apego, éste es un gran hombre en verdad” (verso 07).
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Karma Yoga y la Ley de Causa y Efecto
En el estudio de la filosofía hermética, el karma es conocido como Principio de Causa y Efecto, ley cósmica que sostiene que toda acción genera una respuesta o consecuencia.
Esotéricamente, se cree que los malos actos generan karma negativo, y las buenas acciones, karma positivo, (algunas corrientes espirituales equiparan el karma positivo con el concepto de Dharma: “conducta correcta”).
En la práctica y estudio del Karma Yoga, el objetivo final es romper la rueda de muerte y reencarnación, concretando con ello la liberación espiritual del ser, que solo es posible al agotar todos los karmas (positivos y negativos).
Aunque puede parecer complicado, debido a que toda acción genera karma, el Karma Yoga propone que es posible, si el sujeto se entrega al cumplimiento del deber, en armonía con lo divino y en total desapego de los resultados.
El individuo debe asumir las tareas con una buena actitud (independientemente de las mismas, ya que todo es aprendizaje); mantener los motivos puros (bondad, no la espera de la recompensa); y ofrecer siempre lo mejor de sí mismo (excelencia).
El Karma Yoga, como camino a la Iluminación, impone disciplina; el reconocimiento de la presencia divina en todo y todos (tratar a los demás con amor); la renuncia completa a la expectativa, por los resultados de las propias acciones; desprenderse de la ansiedad por el futuro y la depresión (o culpa) por el pasado; y cultivar el sosiego, la serenidad y el desapego.
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