Larimar, la piedra de la sabiduría interna
El Larimar es una las herramientas naturales utilizadas para facilitar la conexión con el “Yo Superior”, también conocido como “Yo Divino”, inspiración divina o fuente de sabiduría interna.
Practicantes de la Magia de los Cristales, consideran que el Larimar es la célebre “piedra de la Atlántida”, cuyo descubrimiento fue anunciado por el médium estadounidense Edgar Cayce (1877 – 1945), antes de su fallecimiento.
¡Suscríbete a nuestra newsletter!
¿Te encanta la astrología? ¡Recibe contenido exclusivo!
La mayoría de los expertos coinciden en que el hallazgo del Larimar se produjo en el año 1974 (mucho después de la muerte de Cayce), en la zona costera de Barahona, República Dominicana.
Los responsables del descubrimiento fueron Miguel Méndez y Norman Rilling. Méndez, dominicano y médico de profesión, otorgaría una denominación popular a la piedra, al combinar el nombre de su hija Larissa con el sustantivo mar (una alusión al color característico del espécimen y el Mar Caribe).
Sin embargo, algunas fuentes señalan que el Larimar habría sido encontrado previamente, por un sacerdote al que se le negó la explotación del mismo, en el año 1916. Igualmente, se dice que los habitantes locales conocían la existencia de la piedra, desde mucho antes.
Geológicamente, el Larimar es una extraña variedad de pectolita (mineral perteneciente al grupo de los silicatos), que sólo puede ser encontrada en República Dominicana.
La gama de colores que presenta esta piedra (banco y distintas tonalidades de azul) la convierten en un ejemplar único de la Naturaleza, (existen otras pectolitas pero ninguna con la coloración del Larimar).
Lee también: ¿Cómo elegir los mejores cristales para rituales?
¿Cómo utilizar el Larimar?
Los ejemplares de Larimar son empleados (comúnmente) en la confección de joyas y adornos para el hogar. En la Magia de los Cristales, es un elemento preciado al que se le atribuyen distintas propiedades energéticas.
Estudiantes de lo oculto califican este tipo de pectolita como una “piedra espiritual” de elevada vibración, por lo que su uso facilita el contacto con seres angélicos, otras dimensiones y espíritus puros de la Naturaleza.
Adicionalmente, se cree que promueve la confianza personal, la armonía, la tranquilidad y el equilibrio energético del cuerpo. En este sentido, está especialmente vinculada con el chakra de la garganta ( 5° chakra/ Vishuddha).
Al trabajar sobre el quinto chakra, favorece las comunicaciones sinceras, no solo en la interacción con terceros, sino en el desarrollo del diálogo interno (lo que te dices a ti mismo).
El radio de acción de esta piedra semipreciosa no se restringe al chakra de la garganta, ya que gracias a su poder puede incidir positivamente en los centros energéticos del corazón (cuarto chakra/ Anahata), la coronilla (séptimo chakra/ Sahasrara), el entrecejo (sexto chakra/ Anja/ Tercer Ojo), y el plexo solar (tercer chakra/ Manipura).
Los terapeutas holísticos utilizan este elemento en el proceso de liberar bloqueos (espirituales, psicológicos o energéticos), orientar al consultante sobre el propósito de vida, equilibrar los chakras, y contrarrestar los efectos del estrés y la culpa.
Si se desea armonizar (energéticamente) el hogar, se recomienda colocar un espécimen de la piedra en las áreas comunes, donde los habitantes de la vivienda pasan la mayor parte del tiempo.
Para uso personal, debe llevarse lo más cerca posible del cuerpo, por lo que la mejor opción es hacer un colgante (dije) con ella, en lugar de colocarla en la cartera o bolsillo.
En las sesiones de terapia espiritual, el especialista acostumbra colocarla sobre uno de los chakras antes mencionados (tercero, cuarto, quinto, sexto o séptimo), dependiendo de lo que se trabajará en la sesión.
Es posible adquirir Larimar en joyerías o tiendas (físicas o virtuales), especializadas en el área de los cristales. Ten presente que mientras más azul sea la piedra, mayor será su costo, y recuerda comprobar que se trate de un ejemplar auténtico, extraído en República Dominicana (existen falsificaciones).
Una vez compres la piedra, límpiala de energías residuales colocándola unos instantes debajo del agua del grifo o lavándola con una infusión de agua y sal marina (gruesa o gorda).
Permite que reciba los rayos del Sol para secarse y energizarse, y después procede con la programación del Larimar, sosteniéndolo en tus manos mientras visualizas el propósito que le darás. Repite el procedimiento, siempre que consideres necesario.
Te puede interesar: