Lenguaje del abanico, conoce el significado de sus movimientos
Hubo un tiempo en el que, aunque a los más jóvenes les cueste creerlo, no existían los móviles o redes sociales. Para poder conocer a alguien había que hacerlo en directo, frente a frente, y el lenguaje del abanico era muy útil.
Esta lenguaje equivaldría a una sencilla aplicación en la que tan sólo habría que adquirir dicho abanico y conocer los códigos.
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Antaño, el abanico era un artículo imprescindible en cualquier bolso que se preciase. Cuando el calor arreciaba o la cosa se ponía interesante era momento entonces de presentar el arma y moverla según el interés de su propietaria.
Obviamente, el galán de turno también debería tener amplias nociones del lenguaje del abanico para saber cómo se desarrollaba su flirteo. Conozcamos algunos de sus numerosos movimientos.
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Movimientos del lenguaje del abanico
- Abanicarse de manera lenta. En este caso la dueña del abanico es una señora felizmente casada a la que no le interesa nada el pretendiente que la está observando.
- Abanicarse muy rápido. Aquí sí, la señora o señorita está enamorada del don juan que la ronda.
- Cierre pausado. Significa un sí.
- Cierre rápido. Si se hace rápidamente y de forma airada quiere decir no, por muchas vueltas que le quiera dar el interesado.
- Levantar el pelo. Este gesto con el abanico, igual que mover el flequillo, significa que la chica no olvida al pretendiente.
- Cubrirse del sol. Esta es buena. Quiere decir que vale, ha recibido el currículum pero no le gusta, que es muy feo el supuesto don juan.
- Un golpe de abanico. A hacerlo sobre un objeto implica impaciencia.
Taparse la cara. Según los códigos existentes en el leguaje del abanico, este gesto indica que hay que seguir a su dueña cuando salga del lugar en el que se encuentre. - Abanico medio abierto. En el caso en el que esté colocado sobre los labios significa que se puede besar a la chica. El pretendiente deberá tener muy claros los conceptos del lenguaje del abanico si no quiere recibir un tortazo por equivocarse en el sentido del gesto.
- Labios apoyados en el abanico. Implica gesto de desconfianza, un ay gorrión, que no sé lo que tramas…
- Morder el abanico. En este caso lo que se busca es una cita.
El lenguaje del abanico constituye todo un tratado sobre la seducción donde la discreción ocupa un papel fundamental, principalmente en siglos pasados.
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