Ley del Espejo, cuando los demás reflejan lo que somos
Cuántas veces nos cruzamos en la vida con personas a las que no soportamos, por uno u otro motivo. Nos fijamos en cómo actúan y decidimos que no queremos tenerlas cerca, porque incluso podemos llegar a odiar su comportamiento. Sin embargo, a menudo es nuestra forma de proceder la que permite manifestarse a la Ley del Espejo.
El principio en el que se basa es sencillo, todo aquello que somos capaces de ver en los demás, indica que es un reflejo de nosotros mismos. Generalmente, lo que no nos gusta de una persona suele representar algún problema que tenemos pendiente de resolución en nuestro interior. Además, las personas que nos generan sentimientos negativos son las que habitualmente más nos pueden enseñar sobre nosotros mismos.
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Sin embargo, una vez nos autoanalizamos y somos capaces de modificar lo que nos molesta de los demás, podremos mejorar nuestra calidad de vida y evolucionar en las relaciones sociales que tenemos.
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La Ley del Espejo impulsa a buscar en nuestro interior
Sucede a menudo que no queremos hablar con determinada persona, porque es muy sincera y dice la verdad a la cara. Quizá le falta algo de tacto, pero siempre dice las cosas con el corazón. Cuando huimos de ella, es para evitar escuchar algo que sabemos que es cierto pero que no queremos reconocer.
En realidad, la persona en sí no es la que nos molesta, sino aquello que puede decir, que nos cuesta un gran esfuerzo expresar. Por tanto, el problema es más bien nuestro y debemos poner medidas para solucionarlo.
Para lograrlo, podemos pensar en la persona causante de nuestra incomodidad. En un papel, anotamos todas aquellas características de su personalidad que no soportamos. Una vez que tenemos la lista completa, analizamos cuáles de esos rasgos de personalidad tienen algo que ver con nosotros. Tras una reflexión profunda, seguramente algunas de estos rasgos ya no nos molestan tanto, porque estamos evolucionando.
De esta manera, alejaremos el sentimiento negativo que manifestábamos hacia ella y nos daremos que no es tan diferente a nosotros. Tendrá los defectos y virtudes de cualquiera y merece, por tanto, una oportunidad. Pasado un tiempo, nos daremos cuenta que hemos mejorado la relación con esa persona y hemos solucionado parte de los problemas personales que teníamos pendientes. Nuestro estado de ánimo y relaciones sociales mejorarán considerablemente entonces.
La Ley del Espejo nos indica que aquello que no nos gusta de otras personas ejerce de reflejo de lo que no somos capaces de expresar o de los problemas que tenemos pendientes de resolver.
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