La ley del eterno retorno y la idea del superhombre
La ley del Eterno Retorno es una tesis que se extendió con fuerza después que Friedrich Nietzsche la expusiera en su obra “La Gaya Ciencia”, también intitulado en español como «El alegre saber», y luego desarrollara en su obra maestra “Así habló Zaratustra”.
El concepto de la ley del Eterno Retorno
En muchas filosofías orientales existe el concepto de una vida cíclica donde la vida busca el mejoramiento y la perfección del ser humano y del universo, así se reiniciará hasta alcanzar la plenitud y perfección.
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En la filosofía occidental este concepto es más bien una idea circular, donde el universo y la vida vuelven a vivirse repitiendo -todos los acontecimientos, todas las situaciones pasadas, presentes y futuras- eternamente de una manera similar a la anterior.
El concepto fue desarrollado más profundamente por el filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844-1900) quién además de afirmar su famosa frase: “Dios ha muerto” dijo que todos los acontecimientos se repiten en el mismo orden, sin ninguna posibilidad de variación.
Todo lo ocurrido se repetirá sin fin hasta el fin de los tiempos, no sólo los acontecimientos se repetirán sino también los sentimientos, ideas, pensamientos, hechos, siempre en un ciclo infinito y sin fin.
Desarrollando el concepto de Nietzsche
El concepto del Eterno Retorno de Nietzsche, a menudo se considera un concepto muy problemático, porque además de la sobrevaloración que le da el propio autor, no tiene una sistematización, es enigmático y tal vez poco entendido.
En su obra Así habló Zaratustra, el personaje principal despierta con el pensamiento del Eterno Retorno sin comprenderlo, sin embargo, implicaría la constitución de nuevas autorrealizaciones con la vida, con la voluntad y la superación de los valores negativos históricamente cultivados por la humanidad (ascetismo, nihilismo y resentimiento).
Zarathustra narra su encuentro con un enano, personaje que representa el espíritu de gravedad y la mala conciencia. El enano representa además, el concepto del fin del pensamiento metafísico-cristiano apoyado en la declaración de la muerte de Dios.
Zarathustra sólo a través de la comprensión de que el «eterno retorno» incluye tanto los fracasos como los éxitos logra «despertar» del estado de trance en el que está, sabiendo que todo se repetirá eternamente, que él nuevamente se dará cuenta de lo que es el «eterno retorno» y nuevamente despertará para predicar la necesidad de que aparezca el superhombre.
La ley del eterno retorno o más bien tesis, constituye un concepto no sólo que tiene que ver con el tiempo cíclico de repeticiones sin límites sino también en una ley moral que implica el actuar de determinada manera en el momento presente, pasado y futuro.
El eterno retorno es criticado por otros filósofos que dicen que no hay una verdadera coherencia entre el determinismo de repetir siempre las mismas acciones y la libertad de elección y de acción del ser humano. Dicho de otro modo el ser humano podría modificar el estado actual de las cosas, modificando así el futuro y las supuestas repeticiones de un eterno retorno.
Nietzsche, en su teoría del eterno retorno, quiere transmitir la idea de que el ser humano puede transformarse en el superhombre cuando aceptar el retorno eterno, logre vivir sin miedo, con intensidad, sin el temor de repetir lo que sea y amar la vida, para así desear siempre el eterno retorno porque se lo ama.
La ley del Eterno Retorno en las artes
Además de inspirar a diversos filósofos, el concepto del eterno retorno también llamó la atención de numerosos autores en el mundo de las artes y de las ciencias.
En la música por ejemplo, el Bolero compuesto por Maurice Ravel ilustra el tema de la repetición, es una composición de movimiento única con una melodía uniforme y repetitiva, que varía solo en su intensidad creciente y progresiva en espiral en sus octavas. Al llegar al final de tantas repeticiones, su resultado se vuelve caótico.
En la literatura en su obra «Siddhartha», Hermann Hesse alude al Eterno Retorno cuando su protagonista observa su vida como una repetición de sufrimiento similar a la que vivió su padre, a pesar de que puede aludir al concepto oriental del samsara, Hesse también es alemán y conocedor de la obra de Nietzsche.
También en obras como «Cien años de soledad», de Gabriel García Márquez; «Madame Bovary», de Gustave Flaubert; «La insoportable levedad del ser», de Milan Kundera o «El mito del eterno retorno», de Mircea Eliade, entre otras, está presente este concepto que aún se sigue estudiando.