La leyenda de la Mujer Bisonte Blanco
Uno de las historias más apreciadas por los Lakota, es la narración del encuentro con la Mujer Bisonte Blanco (o Mujer Cría de Bisonte Blanco): la creadora de los siete ritos sagrados.
La espiritualidad de los Lakota vive, a través de sus leyendas y rituales, antiguas tradiciones que forman parte de su identidad, y ayudan a entender a los más jóvenes el significado de la vida.
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Los Lakota son un pueblo indígena nómada, perteneciente a la tribu Sioux. Eran expertos cazadores, y sus dominios se extendían por las praderas centrales de lo que hoy conocemos como Estados Unidos.
Actualmente, los descendientes de este grupo nativo están radicados en Minnesota, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska y Wyoming (Estados Unidos), conservando gran parte de sus tradiciones ancestrales.
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El camino de la Mujer Bisonte Blanco
Cuenta la leyenda, que hace muchos años, el mundo atravesaba una época de sequías y hambruna, y la gente sólo buscaba su propia satisfacción, por lo que el jefe Lakota envío a dos jóvenes en busca de búfalos.
Los búfalos eran garantía de vida para los nativos: la carne del animal era utilizada como alimento, su piel los proveía de atuendos y materiales para la construcción de tiendas (tipis), e incluso sus huesos eran usados. Nada se desperdiciaba.
Los dos jóvenes emprendieron la travesía, con la intención de detectar una manada de búfalos, lo más pronto posible. Pero pasaban los días y no encontraban un rastro que pudieran aprovechar.
Una tarde, vieron algo que se movía a la lejanía y les pareció que era un búfalo blanco, cuya piel brillaba con la luz del Sol. Felices, corrieron al encuentro de la criatura, pero al llegar se dieron cuenta de que no había tal animal.
En su lugar hallaron una hermosa mujer joven, de larga cabellera negra y ojos oscuros como la noche, ataviada con la piel de un búfalo blanco y con una pluma de águila coronando su cabeza.
La primera lección de la Mujer Bisonte Blanco
Uno de los jóvenes cedió inmediatamente a sus pasiones y quiso tomar (sexualmente) a la Mujer Bisonte Blanco, pero su compañero lo reprendió, señalándole que, por el tipo de aparición, era una mujer sagrada.
Desoyendo los argumentos del otro, el temerario joven se acercó a la Mujer Bisonte Blanco con la intención de poseerla. Ella le sonrió y lo tomó entre sus brazos, mientras un torbellino de polvo, ocultaba al único testigo.
Al desvanecerse la polvareda, sólo quedaba un esqueleto cubierto de serpientes. Atemorizado, el otro explorador pidió perdón a la Mujer Bisonte Blanco, a quien identificó con la Madre de las Estrellas.
Ella lo tranquilizó, y le explicó que lo sucedido a su compañero era una muestra de aquellos que sólo viven para satisfacer sus apetitos y pasiones, olvidando tanto al Gran Espíritu (Divinidad) como a su propio espíritu (alma).
La Mujer Bisonte Blanco señaló que, a lo largo de su existencia, estas personas no aportan nada a los demás, porque viven para sí mismos, y al final de sus días se convierten en polvo y hueso.
Mientras que aquellos que ven lo espiritual, detrás de las apariencias físicas, profundizarán en los secretos de la creación.
Los siete ritos sagrados de la Mujer Bisonte
Una vez explicada la situación, la Mujer Bisonte Blanco instruyó al joven para que regresará a su comunidad y se prepararan para recibirla en un nuevo tipi (tienda), donde impartiría sus enseñanzas.
Así lo hizo el explorador, quien contó lo sucedido al jefe de la tribu, el cual inmediatamente organizó lo necesario para atender a la emisaria del Gran Espíritu, y que todos se beneficiarán del aprendizaje.
La Mujer Bisonte Blanco apareció como había previsto, asombrando a todos con su juventud y belleza, pero nadie osó acercarse a ella con pensamientos impuros: habían aprendido de lo que pasó al joven muerto.
Una de las grandes lecciones de la Mujer Bisonte Blanco a los Lakota, fue el simbolismo de la pipa de piedra (también llamada pipa de la paz), cómo guardarla, sostenerla y ofrecerla a la Tierra, el Cielo y las direcciones cardinales.
La Pipa de Piedra es representación del agradecimiento que debemos a todos los seres sintientes del Universo y al Creador, un camino de conexión hacia la energía del amor y el respeto a la Naturaleza.
Después de mostrar la ceremonia de la pipa de piedra, la Mujer Bisonte Blanco enseñó los siete ritos sagrados a los Lakota:
Inipi (rito de purificación)
Una limpieza ceremonial, que involucraba la energía de la Tierra, el Fuego y el Aire
Hanblecheyapi (búsqueda de la visión)
Conexión con el Gran Espíritu a través de la Oración, para solicitar una visión del destino
Wiwanyag Wachipi (danza del Sol)
Ritual de renovación de la vida, mediante peticiones de fertilidad
Tapa Wanka Yap (lanzamiento de la pelota)
Más que un juego, la pelota simbolizaba al Gran Espíritu, y los participantes representaban la existencia humana.
Custodia del Alma
Purificación del alma de los muertos, para su retorno al Gran Espíritu
Hankapi (parentesco)
Reforzar la conexión y el compromiso con el Gran Espíritu
Ishna Ta Awi Cha Iowan (preparación espiritual de las jóvenes para ser mujer)
A partir de la primera menstruación, las niñas eran instruidas en los deberes de ser mujer y el componente sagrado y espiritual de este cambio
La Mujer Bisonte Blanco partió, después de impartir sus enseñanzas sobre la importancia de la Espiritualidad, el respeto a lo sagrado femenino y la conexión con la Naturaleza y todos sus seres.
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