Leyendas de Bolivia, conoce tres fantásticas historias
Bolivia es un país que tiene innumerables mitos y leyendas. Hablar de las leyendas de Bolivia es hablar de la cuna de la cultura de sudamericana. Historias que se remontan a las primeras poblaciones que habitaron este continente, siguiendo por el imperio Inca y la conquista española, sin dejar de lado las leyendas urbanas que nacen en la calles de las ciudades y van adaptándose y creciendo según sea su grado de fantasía, originalidad y veracidad.
En este artículo veremos tres leyendas de Bolivia que hablan de los pueblos originarios y más actuales, y que aún siguen vigentes en la vox populi y han traspasado las fronteras del país altiplánico.
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Leyendas de Bolivia
El Ekeko Dios de la prosperidad y la abundancia
El Ekeko forma parte de las antiquísimas figuras antropomorfas (con joroba prominente y apéndice fálico) que serían de la época del Imperio inca, o incluso anteriores utilizadas en las fiestas sagradas del solsticio de verano en Tiahuanaco.
Una versión de la historia del Ekeko dice que ya era conocido en la Kollasuyo y que le dieron el puesto de dios, un dios de la prosperidad y de la fortuna. Su origen provendría de las figuras antropomorfas, jorobado y con un prominente falo símbolo de la fertilidad.
Otra versión afirma que su origen se debe a un periodo en que la ciudad de La Paz estaba sitiada por indígenas y que era imposible la entrada de víveres. La gente estaba muriendo de hambre. El Ekeko tenía una novia también de origen indígena como él, que trabajaba en la casa de una familia rica de La Paz. Para evitar el sufrimiento de su amada, él contrabandeaba víveres hacia la ciudad para abastecer a su amada, se dice que de ahí viene su fama de Dios de la abundancia.
Su aspecto fue variando con el paso de los siglos, prohibido por la iglesia católica, siguió siendo parte del culto de la cultura popular, pero su figura se fue transformando, hoy es de cara más blanca para poder ser aceptado.
Hoy conocemos al Ekeko gordito, con bigote y trajes típicos del altiplano. Usa un poncho de colores y el tradicional gorro de la región de los Andes. Se cree que si se le ofrecen cosas él retribuirá, por ello siempre está cargado con comida, dinero o cualquier objeto que queramos que nos traiga, en su boca hay un orifico en el cual se le enciende un cigarro como señal de ofrenda.
El Cóndor y la Chola
Esta es una de las leyendas de Bolivia que habla de la simpleza de su pueblo, se cuenta que había una hermosa muchacha boliviana que se dedicaba a cuidar el rebaño de ovejas. Caminaba el día entero recorriendo campos y prados, cuidando a sus animales. Cierta mañana pasó un cóndor de gran tamaño que se fijó en la muchacha y se la quedó observando mientras sobrevolaba los cielos.
Se dice que el cóndor quedó enamorado al ver la belleza morena de la chica y comenzó a idear la manera de raptarla. Espero hasta altas horas de la tarde, hasta que ya no había más pastores cerca, y luego de un vuelo rasante cogió a la muchacha con sus garras por los hombros y la llevó a su nido, en la cumbre de la montaña.
La chica le suplicaba que la dejara ir, que la devolviera a su pueblo, que debía ayudar a sus padres en las tareas de casa, pero el cóndor se negaba. La mujer entristecía y adelgazaba ya que el ave sólo le traía carne cruda para comer. Percatándose de este hecho, el cóndor bajó al pueblo y cogió un pedazo de carne cocida y se lo llevó a la muchacha, pero ésta seguía triste y suplicando volver a su casa.
El cóndor, en un acto de sabiduría y amor, se percató que nunca tendría el corazón de la chica y decidió devolverla a su familia, le hizo un gesto a la india para que se subiera encima de él y ella le sonrió. El cóndor la devolvió a su pueblo y la chica se quedó con una pluma del ave como recuerdo. Se dice que todos los días se miraban, uno desde el cielo y ella desde el campo sin resentimientos ya que habían quedado como amigos para siempre.
El Corregidor Don Diablo (Paucarcollo-Potosi)
La última de las leyendas de Bolivia que presentamos cuenta que cerca de Potosí existe un pueblo llamado Paucarcollo, se dice que este pueblo fue gobernado siete años por el mismísimo diablo. Cuentan que un día llegó un hombre alto, delgado de barba larga, elegante, con una capa roja que se presentó como el nuevo Corregidor del pueblo y que era de ascendencia española.
Poco tiempo pasó para que los habitantes del lugar sospecharan que aquel hombre era el demonio. Nunca asistía a misa y azotaba a sus criados si éstos iban a la iglesia. Era tremendamente severo con los indios. Nunca hablaba con el cura del pueblo. Su gobernación era dictatorial e injusta. Andaba con un cuaderno rojo donde apuntaba los nombres de las personas que iban a misa para luego tomar represalias contra ellas.
Cierto día llegó un misionero, al cual los habitantes del pueblo contaron sobre este personaje, que según ellos, era el diablo. El misionero, dijo que si Dios lo había puesto ahí era porque el pueblo debía purgar sus pecados y hacer penitencia.
Al día siguiente el misionero fue a la casa del Corregidor, se dice que se saludaron cortésmente y que en un descuido del gobernante el misionero comenzó a decir los rezos del exorcismo, salió un fuerte olor a azufre, luego un estruendo, una nube de humo y el diablo desapareció estrepitosamente.
Hasta el día de hoy los lugareños del lugar muestran una gran piedra partida por donde habría huido el diablo que gobernó Paucarcollo durante siete años.
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