Leyendas japonesas de amor que te encantarán
Japón es una tierra rica en mitos y leyendas, se cuentan historias fantásticas de dioses, samuráis, héroes y personajes de distinta índole. Es este artículo veremos las leyendas japonesas de amor que narran historias de parejas, del amor fraternal y del amor hacia los animales. Veamos estas historias.
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Leyendas japonesas de amor
Sakura
Se dice que hace muchos años en la Era Mejí, en Japón había un campo lleno de cerezos y que en este campo había un árbol sin brillo ni flores, casi seco.
Una noche apareció una hada y le ofreció ayuda al árbol, le ofreció un hechizo que duraría veinte años dentro de los cuales él podría transformarse en humano y conocer el amor para alegrar su vida y sanar de su tristeza, pero si no conocía el amor, moriría, el árbol accedió a aquel pacto.
Ya casi se cumplía el plazo de 20 años cuando una mañana una joven de nombre Sakura (que significa flor de cerezo) se acercó al campo de cerezos y conoció a Yohiro (que significa esperanza) y que era el árbol convertido en un joven. Los chicos hablaron y bajo el árbol sin flor, casi seco, compartieron muchas lecturas y conversaciones agradables. Fue naciendo la amistad y luego el amor entre los jóvenes.
Cierto día, la madre de Sakura decidió cortar el árbol que estaba prácticamente marchito y sin vida, pero al ver esto la chica lo impidió aludiendo que no podía cortar el árbol bajo el cual había compartido tantas lecturas y donde había conocido el amor. Inmediatamente el árbol comenzó a transformarse y crecieron ramas, hojas y flores que pasaba a ser un hermoso cerezo en flor.
El hada al ver toda esta historia les dio a escoger a los amantes si querían vivir una vida juntos como seres humanos o como árboles. Fue así como, nace el cerezo siempre en flor como símbolo del amor entre Sakura y Yohiro.
El perro y los ancianos
Esta es una de las leyendas japonesas de amor poco conocidas y que la relata el portugués Venceslau de Moraes , que viajó muchas veces a la isla y conoció esta linda historia de amor.
Se cuenta que hace muchos años vivía una pareja de ancianos que recogieron de la calle un lindo perrito y que se transformó en la alegría de sus vidas. El amor de los ancianos hacia el cachorro fue creciendo y era retribuido por el animal que los cuidaba y protegía.
Cierta mañana el perro comenzó a cavar la tierra, hizo un gran agujero, los ancianos fueron a mirar que había descubierto el perro y encontraron un gran cantidad de oro que benefició significativamente la vida de los viejitos.
Unos vecinos que no eran muy buenas personas supieron del hallazgo y pidieron a los ancianos emprestado al perro para ver si encontraba algo en su patio, pero el perro se negaba a cavar, los vecinos que eran malas personas obligaron al animal a cavar con azotes y el perro cavó pero no encontró nada. Furiosos los malos hombres mataron al perro y lo enterraron debajo de un árbol.
El árbol creció con mucha fuerza y el buen anciano cortó algunos ramos y construyó un molino para moler el arroz.
Cuando los ancianos ponían arroz éste se multiplicaba y salía más cantidad de la que habían puesto. Los vecinos malos nuevamente se enteraron de las particularidades del molino y se lo pidieron prestado a los ancianos, éstos como eran gente buena y generosa se lo prestaron, pero los malos vecinos al usarlo lo destruyeron y luego lo quemaron fuera de la casa. El anciano bueno fue a recoger las cenizas y las ponía de abono a las plantas y árboles que daban mejores frutos y flores en abundancia, simbolizando el amor del animal que sentía por los ancianos.
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