Mansión Winchester: la casa maldita por las víctimas de sus armas
El clásico aforismo de que el dinero no da la felicidad lo hemos escuchado en numerosas ocasiones. En algunos casos no es más que una queja velada de aquellos que carecen de él, sin embargo, en otros muchos supone una realidad. Un ejemplo destacable es el de Sarah Winchester, propietaria de la famosa e inquietante Mansión Winchester.
Su marido, William Wirt Winchester, hijo del fundador, era el tesorero de la Winchester Repeating Arms Company, la mítica compañía de armas de repetición que surtió a la población estadounidense durante numerosas generaciones tanto para defenderse, como para cazar o para que sus habitantes se matasen entre ellos. A su muerte, en 1881, Sarah heredó una fortuna valorada de 20 millones de dólares, cantidad que hoy equivaldría aproximadamente a unos 500 millones de dólares.
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Mansión Winchester: riqueza y remordimiento
Pese al astronómico capital que le correspondía como viuda de William Wirt Winchester, la desazón por las almas arrebatadas con sus armas le impedía ser feliz. La máquina de muerte a la que debía su fortuna no le permitía conciliar el sueño. A ello hay que sumar el desgarrado dolor por la pérdida de su hija cuando apenas era una niña y la de su marido.
Según la leyenda más extendida, la médium de Boston que visitoó en una ocasión le indicó que estaba maldita por la responsabilidad de las muertes que cargaba a sus espaldas. Las almas de los fallecidos por los rifles Winchester la perseguirían para siempre. La única forma de calmar su resentimiento era construir una casa la cual nunca debía dejar de construir. De esta manera los espíritus jamás podrían hallar una morada donde vivir.
La Mansión Winchester
Siguiendo el consejo de la médium, Sarah dirigió la construcción de su nueva casa en San José, California. Persona inteligente y poco habladora, los silencios potenciaban el diálogo interior con su alma atormentada. Ejerció de arquitecta autodidacta que destinó su inmenso patrimonio en la construcción de la misteriosa mansión.
Sarah no tenía un proyecto desarrollado al comenzar a levantar la mansión de estilo victoriano. Carecía de arquitecto y se limitaba a mostrar al capataz cada mañana los bocetos elaborados por ella la noche anterior. Lo más importante para ella era que la casa debía estar construyéndose durante las 24 horas del día. Hecho insólito que la tradición asegura que así ocurrió desde 1886 hasta la muerte de Sarah en 1922, a los 83 años.
Inicialmente se trataba de una construcción pequeña, compuesta por ocho habitaciones. Sin embargo, poco a poco fue creciendo hasta alcanzar los siete pisos. El devastador terremoto de San Francisco de 1906 acabó con los tres pisos superiores.
Estancias de la Mansión Winchester
La superficie de la mansión es de 24.000 m². Entre sus estancias destacan sus:
- 160 habitaciones.
- 6 cocinas.
- 2 Salones de bailes (unos de los cuales no está acabado).
- 10.000 ventanas.
- 2.000 puertas.
- 52 tragaluces
- 47 escaleras
- 17 chimeneas
Su construcción en la época rondó los 5 millones de dólares, lo que supondrían unos 70 millones de dólares a día de hoy. Entre sus inquietantes misterios están las puertas que al abrirse dan a una pared o al vacío y las escaleras que no llevan a ninguna parte… Algunos de estos elementos han sido justificados por la destrucción causada por el mencionado terremoto de San Francisco de 1906.
Forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos así como del California Historical Landmark. Actualmente es utilizada como museo y atracción turística bajo el nombre de La Mansión Misteriosa de Winchester.