Meditación del árbol de la vida. Aprende aquí este método
La meditación del árbol de la vida saca partido de uno de los símbolos más antiguos, en la historia de la humanidad, que es el árbol de la vida: un ícono presente en casi todas las corrientes espirituales, y que representa la conexión entre todos los seres sintientes.
En los ejercicios de Meditación Transcendental, el practicante centra su atención en una idea o concepto, para luego expandir su comprensión del mismo, hasta integrarse con él y formar parte del todo.
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El árbol de la vida es comúnmente utilizado en este tipo de actividades, por su profundo significado y simbolismo espiritual, dado que en su figura converge la energía vital de todas las formas de la creación.
Existen distintos ejercicios de meditación, desarrollados con el árbol de la vida como eje principal, en algunos de ellos eres parte del árbol, en otras observas el árbol, o bien compartes su identidad momentáneamente.
No existe un procedimiento correcto o incorrecto, puedes utilizar aquel con el que te encuentres más cómodo: el que te enseñaron en la instrucción de yoga, o el que práctica tu gurú.
Lo importante, al momento de realizar la meditación del árbol de la vida, es conectarte con la energía de la Naturaleza y la corriente vital que circula en el Universo, y de la cual formas parte.
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¿Cómo practicar la meditación del árbol de la vida?
Uno de los métodos más conocidos para practicar la meditación del árbol de la vida, y que a menudo es utilizada por los sanadores holísticos especializado en el equilibrio de los chakras, es la siguiente:
Primero, ubica un lugar donde puedas permanecer sin ser interrumpido o molestado, por algunos minutos. Desconecta los aparatos que puedan distraer tu atención (teléfonos, tablet, computador, televisión).
Aunque generalmente se recomienda realizar la meditación del árbol de la vida sentado (en el piso o una silla), también puedes hacerlo acostado. Experimenta ambas posiciones, y elige la que más se ajuste a ti.
Cierra los ojos y enfoca la atención en tu proceso de respiración. Respira lentamente. Permite que los pensamientos se disipen, no te enganches a ellos, y déjalos fluir. Si notas que alguno persiste, regresa tu atención a la respiración.
Una vez te encuentres en el estado de atención plena, comienza a relajar cada parte de tu cuerpo, empezando desde abajo hacia arriba, repasando cada extremidad, como en la técnica del escáner corporal.
Completado el proceso de relajación, visualiza que desde las plantas de tus pies salen unos filamentos luminosos (blanco resplandeciente). Estos filamentos crecen y se internan en la tierra, buscando su centro, convirtiéndose en poderosas raíces.
Continua respirando profundamente, mientras mantienes la imagen mental y te conectas con la energía de la Madre Tierra. Seguidamente, siente como esa energía asciende por tus pies hacia tu columna, inundándote por completo.
Esa fuerza te hace crecer como un árbol de luz y vida, cuyas ramas frondosas se extienden hacia el cielo, recibiendo también la energía divina. Respira profundamente, siente la luz del sol y la brisa en tu tronco y hojas.
Eres vida, y formas parte del todo. Siente el amor que la Divinidad profesa a todos los seres y canalízalo hacia tu corazón. Permanece unos minutos en esta visualización.
Cuando te sientas preparado para partir, realiza una respiración profunda y abre los ojos lentamente, tomando de nuevo consciencia de tu cuerpo (humano) presente.
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