Meditación JAPA: qué es y cómo se practica
En budismo, la meditación Japa es aquella que se basa en la repetición de mantras para alcanzar un grado superior de conciencia. El instrumento que se utiliza para llevar adelante este tipo de meditación es el Japa Mala: un collar de cuentas similar al rosario cristiano o al Tasbih islámico.
La acción de repetir de forma sistemática un mismo sonido ayuda a mantener la concentración, y dirigir la conciencia al momento presente. En este artículo explicaremos en detalle qué es la meditación Japa y cómo puedes empezar a practicarla.
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Como practicar la meditación Japa
Una vez obtenido el Japa Mala y conociendo el mantra que va a repetirse, el procedimiento de la meditación es muy sencillo.
En primer lugar, como para cualquier meditación, es importante buscar un lugar de comodidad y donde sea posible permanecer varios minutos sin ser distraído por otras personas.
Una vez en el lugar, hay que sentarse en una postura erguida. El Japa Mala se sujeta con la mano derecha, mientras la izquierda reposa sobre la rodilla. Si sabes cómo hacerlo, se recomienda que la mano izquierda permanezca realizando un mudra.
La cuenta más grande es el punto de partida y no se cuenta. Con el dedo índice y el pulgar, pasa a la primera cuenta pequeña y recita el mantra con los ojos cerrados. Se puede hacer en voz alta o de forma mental. Una vez terminado el sonido, con los mismos dedos pasa a la siguiente cuenta y repite.
Sigue repitiendo este movimiento. No te preocupes si por momentos la mente se dispersa. Cuando lo notes, vuelve a concentrarte en el sonido del mantra. Recuerda que sabrás cuándo se termina la meditación, porque para eso está la cuenta grande al final. Así que intenta no preocuparte por el tiempo o por cuántos mantras llevas recitados, simplemente sigue adelante.
Cuando llegues al final, felicítate por haberlo logrado. Si quieres, puedes comenzar una nueva vuelta, y puedes repetir la meditación Japa tantas veces como lo desees.
Japa Mala: un instrumento para la meditación
Como dijimos, el Japa Mala es un collar de cuentas que funciona de manera similar al rosario cristiano o al Tasbih islámico. En este caso, el collar está compuesto por 108 cuentas, lo cual no es azaroso. Por un lado, 108 fueron las pruebas que Buda tuvo que superar, por lo cual es un número simbólico por eso.
Pero por otro lado, tiene que ver con que el 108 simbólicamente representa para el budismo lo completo. Todos los nombres del mundo están comprendidos entre la a y la ḥ , las 54 letras del alfabeto sánscrito. 108 representa todas las combinaciones posibles, de forma ascendente y descendente. De modo simbólico, este número corresponde al todo. Cuando se le dan diez vueltas al Japa Mala, simbólicamente estamos abarcando el infinito.
Más allá de su componente espiritual, el Japa Mala es también un instrumento. Además de las 108 cuentas, tiene una más grande que funciona como punto de inicio y de cierre. El hecho de ir pasando las cuentas de a una y repetir el mismo mantra en cada una nos permite llevar la cuenta de cuánto tiempo hemos meditado, sin necesidad de tener un reloj cerca. Es una medida: antes de comenzar, podemos decidir cuántas vueltas de meditación Japa haremos, y mantener la calma de que sabremos exactamente cuándo terminar.
Los mantras
El mantra que se repita durante la meditación es opcional. En este sentido es diferencia de, por ejemplo, el rosario cristiano, donde a cada cuenta le corresponde una oración en particular.
Quienes tienen recorrido en la meditación en general, pueden tener un mantra de preferencia. Incluso saber cuál necesitan en cada momento. Hay quienes recurren a maestros espirituales que los orienten respecto de qué mantras repetir en sus meditaciones.
Para quienes recién comienzan y no sepan por dónde hacerlo, hay varias opciones. La más común es repetir el “Om”, considerado el sonido primordial, y el mantra que representa lo esencial y la unidad con el Universo.
Finalmente, las personas que no cuentan con experiencias de meditación y están apenas iniciándose en el camino, también pueden recurrir a repetir una frase que tenga resonancia para ellos a modo de mantra. Por ejemplo, “todo está bien” o “confío en mí”.