Meditación y presión sanguínea, una relación saludable
La meditación es una antiquísima práctica con la que los seres humanos potencian la atención y la consciencia en el momento presente. A través de ella se desarrolla la consciencia de unidad con el todo; se liberan las preocupaciones diarias; hace más creativa la mente; reduce la ansiedad y el estrés; potencia la concentración. Meditación y presión sanguínea también guardan una saludable relación.
Según diversos estudios la práctica de la meditación supone una herramienta muy útil para que el corazón se mantenga en magníficas condiciones. Y es que al meditar los vasos sanguíneos permanecen abiertos lo que da lugar a que la presión sanguínea se mantenga baja. Cuando dicha presión es alta aumentan también los riesgos de sufrir cardiopatías.
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Esta especial relación de meditación y presión sanguínea afecta especialmente a aquellas personas que sufren continuo estrés y cambian fácilmente de estado de ánimo. La calma generada por la meditación favorece considerablemente la reducción de estos problemas.
Meditación y presión sanguínea
La ansiedad provocada por los numerosos problemas que surgen en el día a día hace que muchas personas sientan que pierden el control de sus vidas. El trabajo intenso, el cuidado de los hijos, los problemas sentimentales… Todo ello conforma un cuadro de estrés crónico que incrementa las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares. El infarto en estos casos siempre ronda cerca, por lo que la incertidumbre sin duda ayudará a aumentar la ansiedad.
Realizar ejercicios de meditación ayuda a aliviar la presión sanguínea. A continuación podemos ver algunas sencillas maneras de practicar la meditación en casa o en la calle:
Respiración profunda
Es muy indicada para principiantes. Hay que concentrar la atención en la respiración, sintiendo lo que oímos al inhalar y exhalar por la nariz. Si en algún momento la atención se nos va debemos reconducirla a la respiración.
Escaneo del cuerpo
En este caso debemos concentrarnos en diversas partes de nuestro cuerpo. Deberemos tener en cuenta sensaciones que podemos sentir en el cuerpo como la tensión, el calor, el dolor o la relajación. Es bueno combinar el escaneo con la respiración.
Repetir mantras
Bien podemos utilizar los ya existentes o bien crear nuestro propio mantra. Al repetirlo constantemente, meditación y presión sanguínea establecerán una relación beneficiosa para nuestro cuerpo.
Paseo meditativo
Otra manera de meditar es dando un tranquilo paseo. De esta manera hacemos un ejercicio suave mientras nos relajamos. Lo importante es estar concentrados en nosotros mismos, en nuestras piernas o pies. Por ejemplo, podemos repetir verbos en la mente como levantar, mover, andar…
Rezar
Sin duda un tipo de meditación de los más comunes. Pueden utilizarse oraciones ya existentes o crear nosotros mismos las plegarias. Al rezar logramos una concentración que resulta muy difícil conseguir en otros casos.
Leer o escuchar música
La reflexión o concentración puede llegar a través de la lectura o al escuchar música. Tras leer unos párrafos o escuchar determinadas melodías o canciones es importante dejar unos momentos para reflexionar en calma sobre su significado.
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