Musicosofía: escucha consciente, meditación y relajación
La musicosofía se basa en el principio que indica que a través de la escucha consciente de la música se puede lograr influenciar de forma positiva sobre las personas.
Esto incluye la repetición permanente así como el movimiento de los brazos, conocido como meloritmia.
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Orígenes de la musicosofía
El fundador de la musicosofía es conocido como George Balan, de origen rumano. Desde 1979 ha evolucionado considerablemente, mostrando a las personas las grandes bondades que la música tiene de cambiar vidas.
El uso de la musicosofia es sencillo desde el punto de vista de lo que se requiere para aplicarla, nos referimos al sentido de la audición.
Es ese sentido musical que termina reflejando el sentir de las personas. Se habla, entonces, de escuchar con conciencia a través de la meditación, la visualización, la improvisación y el movimiento.
Las prácticas con sanación a través del sonido, no son de nueva data. Las terapias con sonido, también son tomadas como métodos para desbloquear cualquier tipo de emociones que están en el interior de las personas.
Pese a que la musicosofía está basada en principios sumamente sencillos, pueden alcanzarse estados sumamente avanzados en cuanto a relajación y de paz.
Principios de la musicosofía
La música implica en todo momento movimiento, que abarca tanto el cuerpo como la mente. Una respuesta activa de las notas musicales y de todo el contexto que implica.
Los niños descubren a través de la música clásica a los grandes maestros. Una vez que se establece esta conexión, se genera el gesto melorítmico que trae consigo la necesidad natural de tener movimiento de una forma armónica.
Cómo poner en práctica la musicosofía
Una técnica recomendada para poner en práctica la musicosofía, consiste en procurar un lugar tranquilo, alejado de cualquier tipo de perturbación. Las manos deben colocarse sobre los muslos.
En ese instante se coloca la música, tomando en cuenta cada uno de los sonidos. La respiración debe ser al ritmo habitual, sin alteraciones. Se debe dejar llevar por las sensaciones, emociones y expresiones mentales.
Todas estas percepciones son comprendidas como lugares, formas, colores, que se asocian con elementos conocidos anteriormente.
En principio, se recomienda que la escucha consciente se realice con los ojos cerrados de modo que toda la atención se centre en la música.
También suele emplearse un papel para dibujar en él todos los movimientos simples a través de imágenes igual de sencillas. Pueden realizarse montañas, valles, serpientes. La música clásica es vista desde otra perspectiva, más sanadora y reconfortante.
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