Oración a la Virgen para pedir auxilio en momentos difíciles
La oración a la Virgen te permitirá obtener auxilio y protección de la Santísima Madre de Dios ante cualquier situación que amenace tu estabilidad. Es ella la mejor mediadora para poder alcanzar aquello que tanto anhelamos.
Como una madre buena, no existe ninguna palabra que no sea escuchada por sus oídos y ninguna lágrima que no sea enjugada con sus manos. Todos los católicos respetan la figura de la Virgen María como la progenitora de Jesús porque fue en su vientre donde Dios se hizo hombre.
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Es a través del inmenso amor manifestado por la Madre de Dios que nos atrevemos a realizar la oración a la Virgen. La oración es la forma que tenemos para comunicarnos con Dios para hacerle una petición o para expresarle nuestro agradecimiento ante un deseo que fue concedido.
También es posible pedir perdón por cualquier ofensa que le fuera hecha. La Virgen funge como una especie de intermediaria celestial ante su hijo, quien también es el Hijo de Dios. Jesús no desestima una petición de María.
La Virgen fue llevada al cielo por ángeles, momento conocido como la Asunción y cuya fiesta se conmemora el día 15 de agosto.
Es recomendable procurar un lugar tranquilo para realizar esta oración. Sin embargo, orar puede hacerse en cualquier lugar que nos encontremos, no necesariamente debe ser en un templo o iglesia.
Algunas de las oraciones más importantes a la Virgen María incluyen el Ave María, la Salve y el Magnificat. Sin embargo, existen plegarias específicas ante posibles situaciones relacionadas con salud, familia, finanzas, relaciones de pareja.
Oración a la Virgen para momentos difíciles
¡Oh, Gran María, Virgen inmaculada, justicia de los sinceros, hija bondadosa y humilde del padre todopoderoso, madre gloriosa del hijo, esposa adorada del espíritu santo!
Te adoro y pongo a tu merced todo de mí para que sea bendecido por ti; María, mujer amable e indulgente, voy ante ti y exigo tu presencia en estos momentos de agriedad para suplicar por tus favores.
Madre gloriosa, madre bendita e inigualable, gran pañuelo de lágrimas de aquellos que lloran, justiciera divina de los que pecan, asistencia del sempiterno Dios consecutivamente, apiádate de todos los que con sinceridad amo y he amado; y te lo pido, por tu sagrado corazón, hogar de descanso de la Santísima Trinidad, taburete de tu fuerza, castillo de tu sabiduría y mar de tu bondad, acércate para que el espíritu santo naufrague eternamente en mí.
Acércate y concédeme lo que tanto necesito, lo que con la máxima fe posible te suplico, por los merecimientos de nuestro Señor Jesús y los de ti, si es la voluntad de la Santísima Trinidad y traerá bien en mi ser.
¡Virgen Santísima, reina y señora de los ángeles celestiales, cónyuge del espíritu santo,
ten siempre presente de que eres mi madre!, tú, que nos brindas la oportunidad de comunicarnos con tu hijo, que nos otorgas la oportunidad de hablar con Dios, te suplico que documentes mis peticiones para que sean atendidas con urgencia y eficacia.Amada María, dulce madre mía, libérame de mis adversarios que corroen mi alma y la maldad que está en mi acecho, eternamente estaré agradecido y a ti serán mis sentimientos de devoción y fidelidad.
Maria, bendita señora, ruega por todos los que a ti pedimos a tu Santísimo hijo, nuestro mentor, Señor y Salvador.
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