Oración a Justo Juez para el trabajo
Estar sin trabajo, puede ser una situación bastante apremiante y a veces difícil de superar, por ello, es necesario recurrir al auxilio divino y pedir a nuestros guías profundos, como por ejemplo rezar esta antigua oración a justo juez para el trabajo, que es extensa, pero fue la primera que comenzó a recitarse y se dice que es una de las más poderosas.
No hay duda de que las primeras veces usted deberá leerla, pero si usted reza todos los días notará que poco a poco las palabras salen solas.
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Además de ser una oración al Justo Juez para liberar a una persona de una situación dolorosa, también se utiliza para conseguir trabajo o mejorar la posición que se tiene actualmente.
Oración a Justo Juez para el trabajo
¡Oh! Divino y Justo Juez, nacido del cielo y la tierra. Rey de Reyes sin igual, Juez de suprema virtud que a las almas das salud, con tu poder paternal.
¡Oh! Señor Redentor mío, Salvador del Universo, por vuestro infinito amor defiéndeme del adverso, Me guiaré, sois mi luz, mi protector y mi gloria, tu infinito amor me defiende a toda hora.
¡Oh! Señor Omnipotente Clemente Jesús, Envíame una buena muerte por la que tú has sufrido y los tormentos que has sufrido clavado en la santa cruz, preparadme como el santo padre, igual como ha convertido a sus amados apóstoles Santo Tomás y San Pablo,
Libérame cómo has liberado a Santa María Magdalena y otras vírgenes varias,
Que mi vida sea buena sin peligros, cuida de mí, que estés siempre al costado de caminos peligrosos,
De las crueles prisiones y de los ríos caudalosos, de todos mis enemigos,
De perturbaciones de demonios, de ladrones, de las malas lenguas y de falsos testimonios,
Líbrame oh Supremo Ser de caer en pecado mortal, pues éste es el mayor mal que en el mundo puede haber, haz que en mí, mis enemigos no tengan ningún poder, sean visibles o invisibles, que nunca me puedan vencer,
Que no me tengan que ver sus ojos, ni alcanzarme sus pies, que no me toquen con sus manos ya que tú eres mi Juez,
Que no me hablen blasfemias y si me quieren herir que se hagan pedazos sus lanzas, que se les rompan los sables, que se les doblen los cuchillos y que sus armas de fuego no disparen.
A vos Señor, yo suplico que ningún enemigo mío pueda hacerme mal, solamente Tú Señor, porque tú eres mi Juez, mi Padre, mi Redentor.
Dadme tu llaga sagrada que estuvo en tu Divino Lado, y aquel velo Sagrado del Santísimo Sacramento que no caiga, ni sea colocado en manos de ningún enemigo. Sean mis enemigos vencidos.
Que el Padre me libere,
Que el Hijo me guarde,
Que el Espíritu Santo me acompañe
Y que por mí hable Jesús.
Amén
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