Reza la oración del Niño Jesús, tus ruegos se cumplirán

La devoción al Niño Jesús se remota a muchísimos siglos atrás. La pureza innata de Jesucristo se ve incrementada aún más en la imagen del Divino Niño que fue en su infancia. Millones de creyentes le manifiestan una fe profunda y sincera. Por ello la oración del Niño Jesús resulta algo muy habitual entre los fieles católicos.

Significa una muestra de agradecimiento por haber venido al mundo a salvarnos. Adoración a un niño lleno de inocencia y dulzura dispuesto a dar amor a todos los seres humanos. Y son los santos los que más han potenciado esta devoción. San Francisco de Asís, por ejemplo, recordó la importancia de su nacimiento mediante la recreación de un pesebre rodeado de pastores y animales. Un recuerdo sincero y lleno de amor para aquel Niño Divino que nació en un portal de Belén.

Otros santos que impulsaron su fervor fueron San Antonio de Padua, San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús. Ésta última sentía tanta veneración por la figura del Niño Jesús que en sus viajes siempre le acompañaba una estatua del tierno infante. No había día que no rezase una oración del Niño Jesús que más le hiciese sentir cerca de Él.

Esta profunda devoción se extendió por los cinco continentes. Los fieles se dieron cuenta que las peticiones y súplicas que le realizaban al Divino Niño en diversas oraciones siempre eran escuchadas. Al poco tiempo sus males eran curados y sus deseos concedidos. Para ello debían centrarse durante las oraciones en los méritos de la infancia de Jesús.

La devoción por la infancia de Jesús se vio potenciada en 1636 por la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento. A esta monja carmelita del convento francés de Beaune, Jesucristo le dijo: Todo aquello que desees pedir, pídemelo por los méritos de mi infancia, entonces nada te podrá ser negado. Desde ese momento se encargó de propagar la veneración por la infancia de Jesucristo.

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Oración del Niño Jesús

Bendice mi alma dulce Niño Jesús,
ruega por mí para que siempre permanezca libre de pecado.
Ayúdame a aceptar con resignación aquellas cosas que yo no puedo cambiar.

Pureza e inocencia sublime,
no consientas que mi familia sufra mal alguno,
ni que la pereza, la ira o el egoísmo
puedan dañar mi relación con las personas que quiero.

Que tu bondadoso corazón permita que la alegría,
la paz y el amor lleguen a mi hogar.

Tú, que con infinita ternura vigilas mis pasos,
protégeme de la enfermedad y la pobreza.

Guíame con tu pequeña mano divina por el camino de la fe y el amor a Dios.
Sé que escuchas mis súplicas, oh bendito Niño Jesús, p
or eso te agradezco con esta oración la atención prestada y tu eterna presencia a mi lado.

Amén.

Con la oración del Niño Jesús que reconoce los méritos de la infancia de Jesucristo, los ruegos serán siempre escuchados.

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