Oración de la serenidad y de la entrega
La oración de la serenidad también es conocida como la plegaria de la serenidad. Se dice que su autor fue el filósofo y teólogo norteamericano Reinhold Niebuhr.
Nuebuhr fue ordenado como Ministro de la Iglesia Evangélica, además de desempeñarse como profesor del Seminario de Nueva York. Su primera publicación podría haber sido en el año 1935.
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Sin embargo, este filósofo le habría adaptado algunas frases adicionales según algunas versiones. La lista de presuntos autores es sumamente larga, encabezada por Aristóteles, San Agustín, San Francisco de Asís y Santo Tomás de Aquino, entre otros.
De todos estos, a quien se le concede mayor relevancia es a San Francisco de Asís.
La oración de la serenidad y la entrega a Dios
La oración de la serenidad tiene una profunda carga emocional que ha sido agregada a distintas obras así como a distintas discografías. Incluso, la versión más reducida es tomada por la Asociación Internacional de Alcohólicos Anónimos.
En muchas partes del mundo se le identifica directamente con el grupo internacional. Esto se debe a que uno de sus versos se expresa la frase “viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez”.
Son los seres más desprotegidos los que necesitan un motivo de vida a diario para no flaquear.
Esta oración puede impactar de forma positiva la vida de las personas ya que solicita la intervención de Dios para obtener la sabiduría para aceptar que aquello que no podemos cambiar, debemos dejarlo en sus manos.
Cada día tiene su afán y no podemos concentrar todas las energías en un solo acontecimiento.
Dios también permite situaciones adversas pero son sólo una forma para acercarnos más a Él. Entregarnos plenamente a la voluntad divina nos hará más libres.
Dice la Santa Biblia que existe una vida después de la que se tiene en el presente por lo que corresponde llevar una vida con moderación y apegados a los deseos de Dios.
La oración de aceptación nos recuerda que existen dificultades en el mundo pero que aun así el caminar de la mano de Dios, hará el camino más llevadero.
Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia;
Viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez;
Aceptando las adversidades como un camino hacia la paz;
Pidiendo, como lo hizo Dios, en este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera;
Creyendo que Tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Tu voluntad;
De modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz Contigo en la siguiente.
Amen.
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