Poderosas oraciones de Chico Xavier para tener trabajo y dinero
Las oraciones de Chico Xavier son sentimientos leves que vienen del plano espiritual, nos indican siempre que necesitamos una palabra de confort o un hombro amigo.
Es una forma de agradecer, energizar, pedir, curar, todo depende de la gracia que deseas alcanzar. Lo que importa es tener fe, ya que su pensamiento va a ser el conductor de esa energía positiva.
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Veamos algunas importantes oraciones de Chico Xavier para tener fe, para el trabajo o para alcanzar otros elementos de la vida.
3 poderosas oraciones de Chico Xavier
Oración para conseguir empleo
¡Jesús, abre una puerta!
Señor, atiende este clamor que brota de lo más íntimo de mi corazón: ¡abre una puerta! Sólo tú sabes y conoces, Jesús, el momento de dificultad por el cual yo (diga aquí su nombre) y toda mi familia estamos pasando por causa del desempleo.
Tú sabes también, Señor, con cuánta esperanza me acerco a Ti para pedir que vayas delante de mí, abriendo una puerta y preparando un empleo, para que pueda, a través de un trabajo digno, dar a mi familia “el pan de cada Día”.
¡Porque tú, oh Dios mío, eres mi esperanza! Pido además que me concedas todo el ánimo, la confianza, el temor y la fortaleza para salir de mi casa en busca de ese trabajo, con la certeza de que tus manos, extendidas a mi favor, golpearán las puertas antes de mí, preparando mi entrada en un empleo por tu voluntad.
Confiando enteramente en tu palabra que dice “Golpea y se abrirá (…), al que golpee se le abrirá”, ya lo agradezco, de todo mi corazón, porque creo que “a Dios nada le es imposible.”
Reza varias veces al día esta oración, y principalmente antes de salir en busca de un empleo: “Jesús misericordioso, abre una puerta y concede esta gracia!”
Oración para tener dinero
Mensaje transcrito recibido por el más famoso médium brasileño. Preste atención a las oraciones de Chico Xavier y a sus palabras, porque en ellas se encuentra el secreto de la liberación de la pobreza.
¡Señor! En el concierto de las fuerzas que te desean honrar, yo también soy tu siervo.
Por atribuirme el deber de premiar el sudor y sostener el bien, como recurso neutro de adquisición, ando, entre las criaturas, frecuentemente, en régimen de cautiverio.
Muchas de ellas me esclavizan, para que yo les compre ilusiones y mentiras, placeres y conciencias.
Noto con más nitidez mi propia tarea, cada vez que escucho a alguien llorar en el camino, sin embargo, casi siempre, Señor, estoy atrapado.
¿Qué hice yo Señor, para vivir encarcelado en el sombrío recinto de la caja fuerte, como si yo fuera un cadáver importante en el carro de la inercia? Enseña a los que me guardan sin provecho que soy la sangre del trabajo y del progreso, de la caridad y de la cultura y ayúdalos para que me liberen.
Casi todos ellos buscan estar contigo, a través de la oración, en los templos que abrazan.
Diles, en la oración, que soy la esperanza del hogar sin fuego.
Háblales, que puedo ser el confort de las madres olvidadas, el arrimo de los compañeros caídos en prueba, la leche que se les debe a los pequeños de estómago atormentado, el remedio al enfermo y la sábana generosa y limpia de los que están en la tumba.
Un día, alguien te presentó una moneda humilde, empeñada en el impuesto público, para que algo dijeses y recomendaste al César lo que es del César.
Muchos, sin embargo, no percibieron que te referías al tributo y no a mí y, juzgando que tu palabra me condenara, me echaron al desprecio.
No ignoras, sin embargo, que nací para hacer el bien y me si me visto de oro o de papel, Tú sabes, Señor, que yo soy de Dios.
Oración de Chico Xavier para la bendición del trabajo
Señor, enséñanos a orar, sin olvidar el trabajo. A dar, sin mirar a quién.
A servir, sin preguntar hasta cuándo. A sufrir, sin herir, sea quien sea.
A progresar, sin perder la simplicidad. A sembrar el bien, sin pensar en los resultados.
A disculpar, sin condiciones. A marchar hacia adelante, sin contar los obstáculos.
A ver, sin malicia. A escuchar, sin corromper los asuntos.
A hablar, sin herir. A comprender al prójimo, sin exigir entendimiento.
A respetar a los semejantes, sin reclamar consideración.
A dar lo mejor de nosotros, además de la ejecución del propio deber, sin cobrar reconocimiento.
Señor, fortalece en nosotros la paciencia hacia las dificultades de los demás, así como necesitamos la paciencia de los demás para con nuestras propias dificultades.
Ayúdanos para no hacer nada a nadie que no deseamos para nosotros.
Ayúdanos, sobre todo, a reconocer que nuestra felicidad será más alta, invariable, si cumplimos tus designios donde y como quieras, hoy, ahora y siempre.”
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