Oraciones de la mañana para comenzar mejor el día
Es muy bueno hacer las oraciones de la mañana, cuando uno se despierta o poco después de levantarse. Muchas personas tienen la mente más clara por la mañana y aprovechan este momento del día para orar. Tiene en consideración algunas cosas prácticas antes de hacer las oraciones:
- Piensa en las personas que amas, cárgate de afectos y buenas vibraciones. Agradece a Dios en la noche anterior, revisa lo que has hecho y lo que dejaste por hacer y proyecta el día siguiente. Tendrás más claridad en tus propósitos y estarás más ordenado(a).
- No hagas las oraciones de la mañana con prisa, debes estar concentrado y con calma. Será bueno que la oración sea la primera cosa que hagas en el día. No necesitas tomarte mucho tiempo. Solo concentrarte, meditar y hacer la oración, pedir protección, bienestar por las personas que amas, agradecer los pedidos que te han sido concedidos y pedir fortaleza para el día que se inicia, con fe y sinceridad.
Te presentamos tres oraciones de la mañana que puedes hacer todos los días al despertar.
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Oraciones de la mañana
Señor, al comienzo de este día, vengo a pedirte salud, fuerza, paz y sabiduría.
Quiero mirar hoy el mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, comprensivo, manso y prudente.
Quiero ver, más allá de las apariencias a tus hijos como tú mismo los ves, y ver la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda calumnia.
Guarda mi lengua de toda maldad.
Que sólo de bendiciones se llene mi espíritu.
Que yo sea tan bondadoso y alegre, que todos los que se acerquen a mí, sientan tu presencia.
Señor, dame un poco de tu belleza, y que en el transcurso de este día todos puedan verla.
Amén.
Buen día Padre de la bondad,
gracias por haber cuidado mi sueño y me regalas más un despertar.
Ayúdame a vivir este día como instrumento de tu gracia, de tu amor y de tu paz,
como portador de la vida que me das, dedicándote todos mis gestos y acciones,
por las manos inmaculadas de María, para la alabanza y la gloria de tu nombre.
Amén
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu,
acaba la noche, entramos en la aurora, con alegría saludamos la luz, nueva y resucitada.
La mano del Señor trae el fuego del día, y el rostro de las cosas queda lúcido y calmo,
la aurora es una muestra de tu presencia divina y el sol una certeza incesante que nos busca.
El hombre viene del sueño y regresa al presente acudiendo al trabajo, madrugador y fuerte.
Dios le entrega el mundo después del anochecer cansado al recoger el pan y el sudor.
Dios proclama en los hombres su poder, entrega en nuestras manos la obra comenzada,
y así vemos crecer fieles y vigilantes, el esfuerzo de quien sueña crear un mundo nuevo.
Bendita esta mañana que nos trae la noticia de la presencia de Dios joven y glorioso.
Amén
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