Orden cósmico: cuando lo único permanente es el cambio
La conciencia es lo que permite a los seres humanos conocer su propia existencia así como sus estados y actos. Nacemos con una información innata que heredamos de nuestros antepasados. Los sentidos nos ayudan a captar el entorno y aprendemos de las vivencias que nos ocurren. Toda esta información la almacenamos y de ahí nace nuestra inteligencia para adaptarnos al medio y sobrevivir. Y también para preguntarnos cuestiones como si existe un orden cósmico.
Una pregunta que el hombre se ha hecho desde la más remota antigüedad. Siempre le interesó saber si estamos inmersos en un gigantesco caos del que únicamente constituimos una insignificante partícula. Pero también puede ocurrir que este aparente caos en realidad esté misteriosamente ordenado, formando lo que se denomina orden cósmico.
¡Suscríbete a nuestra newsletter!
¿Te encanta la astrología? ¡Recibe contenido exclusivo!
Pseudo Dionisio Aeropagita y el orden cósmico
El nombre de Pseudo Dionisio Areopagita se utiliza para distinguirlo de Dionisio Areopagita, obispo y mártir ateniense que sale mencionado en los Hechos de los Apóstoles. Pseudo Dionisio Areopagita era en cambio un místico y teólogo bizantino que vivió entre los siglos V y Vl después de Cristo.
Para este teólogo cristiano neoplatónico el orden cósmico consigue que cada categoría de seres forme parte de la divinidad. Estos seres tienen un sitio y un límite en la gran cadena del ser que une la divinidad con el mundo y de nuevo vuelve a la divinidad. Es decir, que cada ser tiene un rol en la estructura sagrada, en el orden cósmico. Al cumplir su propósito de existencia forma parte de ese todo aparentemente desordenado que sin embargo sabe colocar cada cosa en su sitio.
Hay que tener en cuenta que cosmos significa universo, pero también orden, ornamento, belleza… El cosmos constituye entonces una hermosa estructura sagrada o, como diría Platón, un inmenso organismo divino. Para Pseudo Dionisio, la jerarquía existente permite el orden cósmico. El superior abastece al inferior y este aspira y revierte hacia el superior. Tal jerarquía no se basa en el dominio sino en el amor. Quien manda y guía accede a un nivel superior. Un nivel que permite acercarse un poco más a la divinidad. Así, el guía es guiado, que diría Carl Jung.
El orden cósmico y el cambio permanente
Las limitaciones humanas nos impiden entender de manera absoluta el concepto de cosmos, pero sí permiten al menos intuir que somos parte de un todo. Al serlo quiere decir que nuestro destino está vinculado a él. En este inabarcable universo la masa y la energía están continuamente transformándose. Todo evoluciona. Una constante del universo es el cambio continuo. El orden cósmico genera un permanente cambio del que nosotros somos parte.
Los seres humanos tomados decisiones propias. A su vez nos organizamos para tomar decisiones comunes. Pero también las toman los sistemas solares, las galaxias, el universo en su conjunto. Es lo que propone el orden cósmico. Que es capaz de autorregularse y tomar decisiones. Tiene una finalidad que cumplir. Para lograrla los sistemas incluidos dentro del cosmos deben funcionar siguiendo un orden. Por lo tanto nosotros también estamos sujetos a ese orden, el cual puede afectar a nuestras vidas alterando nuestro destino.
También te puede interesar:
- Energías opuestas que se complementan en el Yin Yang
- El descendente en la Astrología
- Salto cuántico espiritual, la necesidad de evolución de la especie