Pitonisa, la intérprete del oráculo de Delfos
El oráculo de Delfos, situado en el Santuario de Delfos, Grecia, era un lugar de consulta a los dioses en el templo sagrado que estaba dedicado fundamentalmente al dios Apolo. Y la encargada de interpretar las respuestas de los dioses era la pitonisa, una mujer que debía guardar una vida y conducta intachable.
Este santuario de Delfos estaba al pie del monte Parnaso, a setecientos metros sobre el nivel del mar y casi diez kilómetros del golfo de Corinto. De las rocas de la montaña manaba agua de varios manantiales, generando diversas fuentes. Una de las más conocidas era la fuente Castalia, la cual estaba rodeada de un pequeño bosque de laureles que estaba consagrado a Apolo.
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Según la mitología, en el monte Parnaso y cerca de esa fuente se reunían las divinidades menores, diosas del canto y la poesía llamadas musas, junto con las náyades, las ninfas de las fuentes. Entonces Apolo tocaba la lira y ellas cantaban.
El Templo de Delfos se dedicó a Apolo, dios de la música, la medicina e incluso representado como la luz del sol, helios. El santuario en un lugar conocido en la antigüedad como Pito, de ahí que la o las mujeres que vivían allí recibiesen el nombre de pitonisas.
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Pitonisa del Santuario de Delfos
El nombre de Pito está relacionado con la famosa y gigantesca serpiente o dragón que, como indica la mitología, se encargaba de vigilar el oráculo primitivo. Así en la antigüedad se dio una etimología a este nombre que estuviera relacionada con las funciones del santuario. Así surgieron las pitonisas.
Se trataba de mujeres que eran elegidas sin fijarse en su clase social sino únicamente en que llevasen una vida de costumbres y acciones impecables. Cuando eran nombradas lo hacía con carácter vitalicio, por lo que las pitonisas se comprometían a vivir en el santuario.
Durante los siglos de mayor esplendor del santuario llegó a haber hasta tres pitonisas para poder atender correctamente al elevado número de consultas que se realizaban por entonces. No obstante, ya en la época de la decadencia tan sólo quedó una, la cual se bastaba y sobraba para los pocos oráculos que se solicitaban.
Pocos días antes de realizarse este, los consultantes se entrevistaban con la pitonisa. De tal hecho dejaron constancia las noticias de numerosos autores de la antigüedad. El oráculo se celebraba una vez al mes, concretamente el día siete, el cual era considerado como la fecha en la que nación Apolo.
Podían consultar tanto reyes como gente del pueblo llano. Una vez realizado un sacrificio en el altar situado delante del templo, se pagaban las tasas y por último el consultante se acercaba a la pitonisa y le hacía sus preguntas.
La pitonisa del oráculo de Delfos era la sacerdotisa encargada de interpretar las diferentes respuestas de los dioses a las preguntas de sus consultantes.
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