Prana, la energía vital que habita en cada persona
A priori podría se podría pensar que el Prana es el aire que respiramos, el cual nos insufla vida y permite que sigamos adelante en nuestro día a día. Sin embargo es mucho más importante, a la par que más sutil el concepto. El oxígeno y el aire pueden interpretarse como sus representaciones, pero no son el Prana en sí.
Es, en el texto más antiguo de la India, escrito a mediados del segundo milenio antes de Cristo, el Rigveda, donde aparece mencionado por primera vez este concepto, entendido en este caso como respiración, en el sentido de vida.
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Se trata de una energía que nos ofrece el universo y nos pone en contacto directo con él. Por ello el Prana se encuentra en lo que vemos, tocamos u olemos, además de penetrar en nosotros convertido en energía vital. Es el principio de la vida, el cual, adoptando diferentes formas, da lugar a la luz, el calor, la existencia…
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Funciones del Prana en nuestro organismo
- Se encuentra localizado en la zona del corazón, encargándose además de controlar la respiración. Junto a él, esta energía vital tiene varios ayudantes o colaboradores.
- Así podemos encontrar el Apana, situado en el ombligo y cuya misión es controlar la digestión.
- El Udana, situado en la garganta y encargado de controlar tanto la deglución como la fonación.
- El Vyana se encuentra en todo el cuerpo y su misión es la de controlar la distribución del Prana.
En la práctica del Yoga existen diversas técnicas especializadas en equilibrar esta energía vital, permitiendo así que el cuerpo se encuentre saludable. El desequilibrio de dicha energía vital da lugar al padecimiento de enfermedades. Es por ello que resulta fundamental controlarlo para conseguir así el dominio de la energía y de la mente en nuestro beneficio.
Absorción del Prana
Al estar presente en muchos elementos del universo, logramos absorberlo tanto por la respiración, como con la ingestión de alimentos o bien por nuestra propia piel. De esta manera se absorbe cuando respiramos, por lo que hay que intentar siempre buscar el aire puro; comer alimentos saludables, ya que los alimentos industrializados carecen de Prana; disfrutar del Sol en su justa medida, aprovechando así las radiaciones solares y cósmicas que son absorbidas por nuestra piel.
Los estudiosos de esta energía vital proclaman que puede almacenarse en el sistema nervioso, concretamente en el plexo solar. Con la práctica del Yoga pueden entonces dirigir con el pensamiento la corriente de energía vital que recorre sus cuerpos. La técnica que permite dominar esta energía se denomina Pranayama.
El Prana constituye aquella energía mágica que penetra en los seres humanos y los conecta de una manera directa y efectiva con el universo.
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