Proyección psicológica: reconociendo nuestros patrones de espejo
Si te gusta el camino de la espiritualidad (independientemente de tu religión) es probable que hayas escuchados frases como “todos somos espejos” o “somos un reflejo de los otros”. En los estudios de Psicología, esa característica es asociada con el término proyección psicológica.
La frase “no vemos a los demás como son, sino como somos nosotros”, atribuida al filósofo alemán Immanuel Kant (1724 -1804), explica de manera sencilla a que se refiere la proyección psicológica.
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Como concepto psicológico, la proyección es considerada un mecanismo de defensa humano, activado por el subconsciente, para enfrentar lo que considera amenazas internas o externas.
Científicos y filósofos como Sigmund Freud, (1856 – 1939), Martin Heidegger (1889 – 1976), Carl Gustav Jung (1875 – 1961) y Melanie Klein (1882 – 1960), estudiaron las implicaciones de la proyección psicológicas.
Aunque es un rasgo asociado a personas con tendencia paranoicas o psicóticas (en los casos más graves); es común presentar leves patrones de proyección psicológica en la vida cotidiana, como en los procesos de enamoramiento o cuando sentimos fuerte antipatía hacia alguien que acabamos de conocer.
En este sentido, podemos decir que la capacidad de proyección puede operar de forma positiva (adjudicamos cualidades que creemos no poseer y las admiramos en otros), o negativa (suprimimos lo que consideramos censurable de nuestra personalidad y lo proyectamos al exterior).
Generalmente, en lugar de descubrir los propios talentos o aceptar aquello que causa contraste e integrarlo, preferimos proyectarlo fuera (sobre los hombros de otros) y hacer nuestra propia interpretación.
Es así como la proyección psicológica afecta la percepción de la realidad y la manera cómo nos relacionamos.
Un ejemplo muy común e irónico, son las personas que rechazan apasionadamente la intolerancia de cualquier tipo (religiosa, económica), pero cuando sus creencias son confrontadas, exhiben comportamientos fanáticos muy parecidos a los que desprecian.
3 consejos para trascender la proyección psicológica
En menor o mayor grado, todos enfrentamos (casi diariamente) el fenómeno de la proyección psicológica. Existen terapias, tradicionales y alternativas, diseñadas para lidiar con sus efectos.
En estos casos, la ayuda profesional (psicólogos, psiquiatras, terapeutas) siempre es valiosa, pero también lo es el trabajo personal. A continuación, una serie de tres consejos sencillos para trascender la proyección psicológica.
Detecta al enemigo interno
La Psicología interpreta la proyección psicológica como un mecanismo de defensa: para no crear un conflicto interno, proyectamos en otros aquellas características que no aceptamos como propias.
Conociendo este principio, que aplica a lo positivo y lo negativo, podemos capturar los patrones que nos impiden asumir nuestra esencia, y realizar trabajo de conciencia (reflexión, auto aceptación), para romperlos definitivamente.
Práctica la Meditación
Una de las ventajas que ofrece la práctica constante de la meditación, es que te permite asumir la posición del observador, ante las distintas situaciones que enfrentas (presentas o pasadas).
Al situarte como observador, y no una parte protagónica de los acontecimientos, comienzas a mirar los hechos como realmente sucedieron, y no a través del filtro de las creencias y la proyección psicológica.
La meditación impide caer en un conflicto interno, porque invita a observar sin juzgar, trascendiendo las críticas y bloqueos (emocionales, culturales, mentales), para clarificar la mente.
“No tomes nada personalmente”
El médico y escritor mexicano, Miguel Ruiz (1952), en su libro “Los Cuatro Acuerdos” (1997), señala una de las más valiosas herramientas para luchar contra la proyección psicológica negativa: el segundo acuerdo (“No tomes nada personalmente”).
Ruiz sostiene que “nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros.
Cuando nos tomamos personalmente lo que alguien nos dice, supones que sabe lo que hay en nuestro mundo e intentamos imponérselo por encima del suyo”.
“Incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo cuando alguien te insulta directamente, eso no tiene nada que ver contigo. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los acuerdos que ha establecido en su propia mente”, asegura el autor.
De acuerdo con el escritor mexicano, si aplicamos el segundo acuerdo (“No tomes nada personalmente”) nos volvemos inmunes a la negatividad (veneno emocional) que nos envían otras personas, y podemos liberarnos del sufrimiento.
El Segundo Acuerdo es una buena técnica para lidiar con nuestras propias proyecciones, y aquellas que son impuestas por terceros. Sin embargo, esto no quiere decir, que si te hacen objeto de abuso constante, no expreses tu opinión.
Por el contrario, puedes manifestar al agresor tu posición, pero evita engancharte en discusiones o sentimientos negativos (rencor, frustración). Recuerda que el otro, solo realiza la proyección psicológica porque es su forma de mantener el control y vencer el miedo. Nada personal.