Cómo reducir los efectos del Jet Lag de manera natural
Desplazarnos de una ciudad a otra en avión por motivos laborales, familiares o simplemente por ocio es algo habitual hoy en día. Cuando el destino de estos viajes es lejano el cambio horario trastoca nuestro reloj interno y los ciclos de veinticuatro horas que controla. Sin embargo, es posible reducir los efectos del Jet Lag siguiendo trucos sencillos y naturales.
¿Qué es el Jet Lag?
Como acabamos de indicar, se denomina Jet Lag a los síntomas generados por la interrupción del reloj interno del cuerpo así como de los ciclos circadianos.
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Estos son ciclos de veinticuatro horas en donde se reitera la constante de sueño-vigilia, avisándonos cuando tenemos que despertar y el momento en que nos toca dormir. Si resultan interrumpidos nuestro cuerpo lo sentirá.
Es corriente en los viajes largos que al atravesar diferentes zonas horarias el cuerpo sufra un desequilibrio natural. Las molestias generadas por el Jet Lag son mayores cuando se viaje hacia el este.
A los niños menores de tres años no les afecta tanto pues se adaptan fácilmente a los horarios. En cambio, a los adultos les provoca dolores de cabeza, cansancio, problemas para conciliar el sueño, náuseas… Pero reducir los efectos del Jet Lag no resulta difícil. Por ejemplo, no consumir alcohol durante el vuelo ayudará a minimizarlos. Hay que tener en cuenta que una copa de vino en el avión equivale a unas tres copas en tierra. Veamos algunos de los consejos más interesantes.
Como reducir los efectos del Jet Lag
A la hora de buscar un vuelo, lo más recomendable es fijarnos en aquel que nos permita llegar más tarde al aeropuerto. El objeto es que nos mantengamos despiertos por lo menos hasta las 10 de la noche. Aunque echemos alguna breve siestecilla durante el día, conforme llegue la noche el sueño terminará venciéndonos. Además es conveniente antes de dormirnos poner el reloj con la hora del país de destino.
Durante el viaje es muy importante que evitemos tomar medicinas o pastillas para dormir. Si lo hacemos alterarán aún más nuestro ciclo circadiano natural y no reducirán los efectos del Jet Lag sino que los incrementarán.
Lo mismo ocurre, como dijimos anteriormente, con el consumo de alcohol. Lo mejor es eludirlo, al igual que la cafeína, entre tres y cuatro horas antes tratar de dormirnos en el avión. Beber agua en abundancia antes de despegar, durante el viaje y al finalizar este ayudarán a reducir los efectos del Jet Lag. Debemos evitar también las comidas pesadas.
Una vez que llegamos a nuestro destino, la luz solar ejercerá efectos revitalizadores. Salir a la calle para que nos dé el sol resulta fundamental. El reloj biológico de nuestro cuerpo recibirá entonces un efectivo impulso para su regularización.
Nunca está de más que hagamos ejercicio por la mañana o tarde antes de embarcar. Además de saludable favorecerá la aparición del cansancio y la necesidad de dormir.
El aire del interior del avión es seco. Aquellas personas que viven en zonas húmedas son más propensas a sufrir sequedad en la piel, la garganta y la nariz. Sin duda la atmósfera ideal para coger un resfriado, además de generar irritabilidad, cansancio o dolor de cabeza. Para que no se hinchen las extremidades cuando el vuelo es muy largo es bueno estirarse de vez en cuando en el asiento o dar un pequeño paseo por el pasillo si es posible.
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