Salmo 104, un himno de alabanza a Dios
El salmo 104 representa un himno de alabanza a Dios y a todas las cosas que existen en el universo, en especial a la naturaleza y a todas sus maravillas.
Se trata de un poema de gran sensibilidad y con mucho carácter lírico, que recorre el reino de las plantas y los animales, así como también los hijos de Dios, como parte de un todo dentro de su creación.
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Según muchos expertos, este salmo es una poesía inspirada en el primer libro de la Biblia, el Génesis, donde cualquiera de los seres que existen en el universo le sirve a Dios en agradecimiento por su creación y sus infinitas bondades.
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Salmo 104: admirando al creador del Universo
La finalidad principal de la obra que representa el salmo 104 es reflejar el poder increíble y deslumbrante de Dios, expresado en su bondad.
Dios hace que todo lo que conocemos se mantenga en equilibrio, desde la naturaleza hasta cada uno de nosotros, Somos sus hijos, parte de su creación, y en ese sentido, nuestra sabiduría es la sabiduría del Padre. Solo junto a su presencia podemos alcanzar la verdadera felicidad.
Luego de que Dios creara el universo, nos dio la oportunidad de vivir esta vida que sólo se terminará o se conservará gracias a su voluntad, porque todo está bajo su orden, su piedad, su belleza y su equilibrio.
Según el salmo 104, lo único que puede acabar con la armonía del universo es el pecado, porque él representa el mayor acto de rebeldía hacia Dios.
Por esa razón, el autor del Salmo pide al señor que no existan más pecadores, para que no entorpezcan las obras de la creación de Dios.
Más allá de lo evidente que pueda resultar, Dios no forma parte de la naturaleza como pensaban en el pasado y como muchas personas piensan en la actualidad.
Nuestro Dios está por encima de todo lo que vemos y muy separado de la creación, al igual que un trabajador se distingue de su obra.
La creación de Dios está repleta de una infinita variedad de elementos sorprendentes que demuestran la creatividad y la sabiduría del Todopoderoso. Cuando observes la naturaleza que está a tu alrededor, no olvides agradecer a Dios por su amor y su creatividad.
Luego, echa de nuevo un vistazo a las personas y considéralos a todos como una creación única del Señor, con habilidades, dones y talentos especiales que pueden ser explotados para honrar la justicia y el amor del padre.
Salmo 104
1 Bendice al Señor, alma mía: ¡Señor, Dios mío, qué grande eres! Estás vestido de esplendor y majestad
2 y te envuelves con un manto de luz. Tú extendiste el cielo como un toldo
3 y construiste tu mansión sobre las aguas. Las nubes te sirven de carruaje y avanzas en alas del viento.
4 Usas como mensajeros a los vientos, y a los relámpagos, como ministros.
5 Afirmaste la tierra sobre sus cimientos: ¡no se moverá jamás!
6 El océano la cubría como un manto, las aguas tapaban las montañas;
7 pero tú las amenazaste y huyeron, escaparon ante el fragor del trueno.
8 Subieron a las montañas, bajaron por los valles, hasta el lugar que les habías señalado:
9 les fijaste un límite que no pasarán, ya no volverán a cubrir la tierra.
10 Haces brotar fuentes en los valles, y corren sus aguas por las quebradas.
11 Allí beben los animales del campo, los asnos salvajes apagan su sed.
12 Las aves del cielo habitan junto a ellas y hacen oír su canto entre las ramas.
13 Desde lo alto riegas las montañas, y la tierra se sacia con el fruto de tus obras.
14 Haces brotar la hierba para el ganado y las plantas que el hombre cultiva, para sacar de la tierra el pan
15 y el vino que alegra el corazón del hombre, para que él haga brillar su rostro con el aceite y el pan reconforte su corazón.
16 Se llenan de savia los árboles del Señor, los cedros del Líbano que él plantó;
17 allí ponen su nido los pájaros, la cigüeña tiene su casa en los abetos;
18 los altos peñascos son para las cabras, y en las rocas se refugian los erizos.
19 Hiciste la luna para medir el tiempo, señalaste el sol el momento de su ocaso;
20 mandas la oscuridad, y cae la noche: entonces rondan las fieras de la selva
21 y los cachorros rugen por la presa, pidiendo a Dios su alimento.
22 Haces brillar el sol y se retiran, van a echarse en sus guardias:
23 entonces sale el hombre a trabajar, a cumplir su jornada hasta la tarde.
24 ¡Qué variadas son tus obras, Señor!
¡Todo lo hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus criaturas!
25 Allí está el mar, grande y dilatado, donde se agitan, en número incontable, animales grandes y pequeños.
26 Por él transitan las naves, y ese Leviatán que tú formaste para jugar con él
27 Todos esperan de ti que les des la comida a su tiempo:
28 se la das, y ellos la recogen; abres tu mano, y quedan saciados.
29 Si escondes tu rostro, se espantan; si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo.
30 Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra.
31 ¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras!
32 El mira, y la tierra se estremece; toca las montañas, y echan humo.
33 Cantaré al Señor toda mi vida; mientras yo exista, celebraré a mi Dios:
34 que mi canto le sea agradable, y yo me alegraré en el Señor.
35 Que los pecadores desaparezcan de la tierra y los malvados ya no existan más. ¡Bendice al Señor, alma mía! ¡Aleluya!
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