Salmo 106, la rebeldía del pueblo de Israel
El salmo 106 es una continuación del salmo 105, pero en vez de hablar de la autoridad y la alabanza hacia el Señor, habla de la rebeldía de Israel para con Dios. Al parecer ambos salmos fueron escritos por el mismo autor, e incluso podrían ser del mismo tiempo.
Resulta injusto ver cómo Israel respondió a la promesa de Dios con infidelidad e ingratitud, actitudes que generaron como consecuencia los castigos impuestos por el altísimo durante varios siglos.
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La enseñanza del Salmo 106
El salmo 106 Inicia con el agradecimiento a la bondad y a la misericordia del Señor. Posteriormente, el autor se pregunta quién podría relatar los hechos poderosos de Dios o expresar toda su divinidad.
Podemos rescatar de estos dos pasajes, que muchas veces no nos damos cuenta todas las maravillas que podemos conseguir en la palabra de Dios.
El salmo 106 nos enseña que, si sólo te detienes y haces una lista de los milagros que se reflejan en el libro de Dios, te sorprenderás ya que cada aspecto de la vida física y espiritual ha sido tocado por la mano bondadosa de Dios.
Mientras más piensas en lo bueno que Dios ha hecho, más apreciarás sus milagros, mejor se desarrollará tu personalidad y tendrás personas a tu lado que te brinden amor, bienestar y felicidad.
Si crees que nunca has observado un milagro, solamente necesitas ver más de cerca para apreciar el poder de Dios y la intervención de su amor en tu vida.
Dios es el mejor pregonero de bendición, la autoridad máxima del universo. En el salmo 106 se expresa la preocupación que tenían los israelitas para conseguir comida y agua, necesidades que segaron su conocimiento de los deseos de Dios, ya que les preocupaba más satisfacer sus deseos físicos, que la satisfacción del espíritu.
Esto nos lleva a pensar en las muchas veces que nos quejamos de nuestra vida. Es probable que, si tus días giran en torno a las quejas por cada cosa que sucede, Dios te dé lo que pides aunque no sea lo mejor para ti. Pero si no tienes las cosas que deseas, probablemente Dios entiende que eso no es lo correcto para tus intereses.
Siempre confía en su cuidado, porque al ser tu padre siempre estará contigo. Israel se apartó de forma constante de su presencia. Después de los impresionantes milagros que presenciaron, resulta muy extraño que se apartaran de Dios y adoraran a los ídolos de la Tierra.
Esto se traslada a nuestra realidad, cuando apreciamos grandes milagros pero a veces nos atraen más los verdaderos dioses del mundo: la riqueza, el poder, la fama y el sexo.
Salmo 106
1 ¡Aleluya!
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
2 ¿Quién puede hablar de las proezas del Señor
y proclamar todas sus alabanzas?
3 ¡Felices los que proceden con rectitud,
los que practican la justicia en todo tiempo!
4 Acuérdate de mí, Señor,
por el amor que tienes a tu pueblo;
visítame con tu salvación,
5 Para que vea la felicidad de tus elegidos,
para que me alegre con la alegría de tu nación
y me gloríe con el pueblo de tu herencia.
6 Hemos pecado, igual que nuestros padres;
somos culpables, hicimos el mal:
7 Nuestros padres, cuando estaban en Egipto,
no comprendieron tus maravillas;
no recordaron la multitud de tus favores,
y en el Mar Rojo desafiaron al Altísimo.
8 Pero él los salvó por amor de su Nombre,
para poner de manifiesto su poder:
9 increpó al Mar Rojo, y este se secó;
los llevó por los abismos como por un desierto,
10 Los salvó de las manos del enemigo,
los rescató del poder del adversario.
11 El agua cubrió a sus opresores,
ni uno solo quedó con vida:
12 entonces creyeron en sus palabras
y cantaron sus alabanzas.
13 Pero muy pronto se olvidaron de sus obras,
no tuvieron en cuenta su designio;
14 ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la soledad:
15 entonces, él les dio lo que pedían,
pero hizo que una enfermedad los consumiera.
16 En el campamento tuvieron celos de Moisés,
y de Aarón, el consagrado al Señor;
17 pero se abrió la tierra y devoró a Datán,
se cerró sobre Abirón y sus secuaces;
18 ardió un fuego contra aquella turba,
y las llamas abrasaron a los malvados.
19 En Horeb se fabricaron un ternero,
adoraron una estatua de metal fundido:
20 así cambiaron su Gloria
por la imagen de un toro que come pasto.
21 Olvidaron a Dios, que los había salvado
y había hecho prodigios en Egipto,
22 maravillas en la tierra de Cam
y portentos junto al Mar Rojo.
23 El Señor amenazó con destruirlos,
pero Moisés, su elegido,
se mantuvo firme en la brecha
para aplacar su enojo destructor.
24 Despreciaron una tierra apetecible,
no creyeron en su palabra;
25 murmuraron dentro de sus carpas
y no escucharon la voz del Señor.
26 Pero él alzó la mano y les juró
que los haría morir en el desierto.
27 que dispersaría a sus descendientes por los pueblos
y los diseminaría por diversas regiones.
28 Luego se unieron al Baal de Peor
y comieron víctimas ofrecidas a dioses muertos;
29 con esas acciones irritaron al Señor
y cayó sobre ellos una plaga.
30 Pero Pinjás se levantó e hizo justicia,
y entonces cesó la plaga:
31 esto le fue tenido en cuenta a su favor,
por todas las generaciones, para siempre.
32 Irritaron al Señor junto a las aguas de Meribá,
y Moisés sufrió mucho por culpa de ellos,
33 porque lo amargaron profundamente,
y él no supo medir sus palabras.
34 No exterminaron a los pueblos
como el Señor les había mandado:
35 se mezclaron con los paganos
e imitaron sus costumbres;
36 rindieron culto a sus ídolos,
que fueron para ellos una trampa.
37 Sacrificaron en honor de los demonios
a sus hijos y a sus hijas;
38 derramaron sangre inocente,
y la tierra quedó profanada.
39 Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con su mala conducta;
40 por eso el Señor se indignó contra su pueblo
y abominó de su herencia.
41 Los puso en manos de las naciones
y fueron dominados por sus enemigos;
42 sus adversarios los oprimieron
y los sometieron a su poder.
43 El Señor los libró muchas veces,
pero ellos se obstinaron en su actitud,
y se hundieron más y más en su maldad.
44 Sin embargo, el miró su aflicción
y escuchó sus lamentos.
45 Se acordó de su alianza en favor de ellos
y se arrepintió por su gran misericordia;
46 hizo que les tuvieran compasión
los que los habían llevado cautivos.
47 Sálvanos, Señor y Dios nuestro;
congréganos de entre las naciones,
para que podamos dar gracias a tu santo Nombre
y gloriarnos de haberte alabado.
48 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
desde ahora y para siempre!
Y todo el pueblo diga:
¡Amén! ¡Aleluya!
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