Salmo 121, oración de alabanza a Dios
Los Salmos son un conjunto de alabanzas, suplicas y acción de gracias, dirigidas a Dios o Jehová (Yahveh). Estos textos, escritos en clave poética, están contenidos en el Antiguo Testamento de la Biblia. En esta oportunidad, les hablaré sobre el Salmo 121.
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El poder del Salmo 121
Los Salmos han utilizados durante cientos de años para alabar, pedir protección o agradadecer a Dios o Jehová (Yavheh).
Este Salmo pertenece a las canciones de las subidas que entonaban los peregrinos cuando llegaban a Israel. La biblia de Jerusalén se refiere a este Salmo con el título de “Saludo a Jerusalén”.
Este Salmo es un cántico de paz recitado por el viajero hacia su destino, primero se dirige un saludo y acto seguido se comienza a recitar. La paz deseada por parte del viajero en su destino forma parte de las esperanzas mesiánicas de unión de todas las personas.
Eso por ello que el Salmo 121 al ser entonado alaba al destino derramando toda clase de bendiciones y prosperidad. En este salmo se puede notar la alegría de los peregrinos que lo recitaban al llegar al Jerusalén magnífico y glorioso cuya mayor gracia es la presencia de Yahveh dentro del templo.
El valor del Salmo 121 es considerado por la iglesia católica al iniciar la misa dominical representando la misa como la llegada al “Israel espiritual” de los feligreses, ya que en este día celebramos el nombre del Señor y la llegada de la justicia para todas las naciones.
Por lo que es cantado para obtener paz y esperanza en los días que están por venir especialmente para las personas que sufren todo tipo de vejaciones que serán compensadas.
El ritual para el Salmo 121, como mencionamos anteriormente es recitado al momento de inicial la eucaristía dominical tanto por el oficiador de la misa como por parte de los feligreses acompañado de un respectivo saludo pidiendo paz y bendiciones para todos los asistentes y recitando cánticos y otros Salmos de paz y bienvenida.
También puede ser recitado al llegar a nuestro destino luego de un gran viaje tras haber recitado anteriormente el Salmo 120 junto a esta oración:
Te damos gracias, Señor Jesucristo,
por la alegría que nos has dado en tu ciudad de Jerusalén:
tu santa resurrección y la efusión de tu Espíritu;
que, al reunirnos mañana con nuestros hermanos
y compañeros en la asamblea eucarística,
sintamos nuevamente el gozo de tu presencia de Resucitado,
que nos desea la paz, como hiciste en el primer domingo con tus discípulos,
tú que fuiste muerto y ahora vives, por los siglos de los siglos.
Amén.
A continuación, se transcribe integro el texto del Salmo 121 de la Biblia Católica, indicado para realizar los rituales descritos en las líneas anteriores.
Salmo 121
- ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!
- Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
- Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.
- Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor;
- en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.
- Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman,
- haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios».
- Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo».
- Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.
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