Salmo 130, con espíritu de infancia
Los Salmos son un conjunto de alabanzas, suplicas y acción de gracias, dirigidas a Dios o Jehová (Yahveh). Estos textos, escritos en clave poética, están contenidos en el Antiguo Testamento de la Biblia. En esta oportunidad, les hablaré sobre el Salmo 130.
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Salmo 130 con espíritu de infancia
Este es uno de los 15 Salmos pertenecientes a la canciones de las subidas de peregrinación hacia Jerusalén y a su Templo. El nombre dado al Salmo 130 por la Iglesia de Jerusalén es “Con espíritu de infancia”, ya que la inocencia de los niños agradan a nuestro Señor.
El Salmo 130, expresa la profunda humildad del alma que se entrega sin pretensiones a los caminos secretos de Dios. Este espíritu de infancia espiritual refleja una exquisita sensibilidad religiosa en un tiempo en que aún no se tenían luces sobre la retribución en el más allá. Las cosas grandes y fascinadoras de esta vida no turban su serenidad profunda espiritual. Todas sus ambiciones están sujetas a los designios misteriosos de Yahvéh sobre su vida.
Este Salmo está dedicado a la súplica colectiva de confianza en el Señor, por lo que si ritual de meditación se puede realizar dentro de la iglesia o en familia dentro de la comodidad de nuestro hogar. También podemos llevarlo escrito con nosotros en cualquier momento ya que la plena confianza de nuestro Señor es necesaria para nuestro día a día.
El canto de este Salmo puede ir acompañado del siguiente rezo que a gusto personal puede preceder al canto del mismo: “Sólo Tú, Señor, llegas hasta el fondo de nuestro corazón; sólo Tú puedes renovarlo según el proyecto amoroso de tu voluntad; haz que te encontremos en lo profundo de nuestro ser para hacer frente a las dispersiones y superficialidades de nuestra existencia, recuperando la unidad en ti. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”
A continuación, se transcribe integro el texto del Salmo 130 de la Biblia Católica, indicado para realizar el ritual descrito en las líneas anteriores.
Salmo 130
1 Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
2 sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
3 Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.
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